Capítulo 29
Kendra Drago
Lester y yo dábamos un paseo por el Castillo, dando tiempo para que mis amigos despierten. Tenían más de las 48 horas, pienso que quizás no volverán a ver la luz del día. Eso me da escalofríos, ¿Tan dócil me había vuelto? Comenzaba a darme pena a mí misma.
—Kendra, ¿Sabías que los albinos tenemos un súper oído que logramos escuchar hasta la caída de una pluma? —Preguntó Lester con burla. Reí.
—¿Así? ¿Y cómo suena la caída de una pluma? —Trataba de no reír por sus muecas al hacer el sonido. Colocó sus manos en su boca cubriendo por completo su quijada, sopló y una especie de silbido se escuchó—. Okey… deberías ser comediante.
—Ah, que insult
Capítulo 30Kendra Drago—¡No! ¡Él está muerto! ¡No puede!La respiración me falta, necesito aire. Algo me oprime el pecho, mi cabeza martilla y la bilis comienza a subir por mi garganta. Me atormenta…Elimine todo posible recuerdo suyo; dibujos, pertenencias, fotografías, documentos… todo. No quería tener nada que me conectará con él. Había borrado su existencia por completo. Pero viene a mi mente de nuevo su rostro… juro que lo había olvidado, no recordaba cómo era. Y los sueños existen…Aún vive en mi memoria.Intentan inútilmente calmarme, Jhonan no entiende nada de lo que pasa, todo a mí alrededor tiembla, me siento mareada, quizás en mi rostro no hay expresión peo el temblar de mi cuerpo y lo apretados que están mis pu&n
Capítulo 31¿Alguna vez se preguntaron? ¿Qué sería de ti en completa soledad? ¿Quizás sólo tú en tu propia casa? Un lugar donde estuviera nadie conocido para ti, solamente tú persona contra todo. Sin familia, sin amigos… el mundo vacío.Nadie querría sentir algo parecido.Así se sentía René, observando a la preciosa Alfa entrar, cargando maletas pesadas, con la mirada perdida. Sus latidos se aceleraron, los ojos mieles de la mujer captaron los suyos celestes. El mundo pareció detenerse. René camino en su dirección, sentía la necesidad de abrazarla, besarla, consolar su ser. Pero Kendra tenía otros planes.Suspiró, estaba por decirle que se detuviera, pero dos presencias entrando a la mansión la detuvieron. Eran Matthew y Damián que traían más maletas
Capítulo 32Alice CollemanRosa y yo tomábamos un paseo por el jardín, desde hace un par de días que Kendra había regresado y con ella nuestros amigos convertidos en inmortales. La mayoría de las cosas cambiaron para nosotros como cuarteto de amigo que siempre se la pasaron juntos. Ahora Matthew y Damián se la pasan juntos tratando de ver quien es mejor en cualquier cosa. Kendra y Rene tienen una rara relación. Son reservados entre ellos y eso es bueno. Lo malo es que no nos quieren mucho entre ellos. Todo este cambio fue para bien después de todo.—¿Quieres algo de beber? —Pregunté mientras nos sentamos en una mesa al aire libre. Ella asintió algo decaída. Tomé la jarra de limonada y comencé a servir—. Vamos, no debes estar triste, Xavier vuelve hoy. ¿No te emociona? Puedes arreglar las cosa
Capítulo 33Kendra Drago"Como la nieve negandose a derretir,Así yo vivo con este sentimiento.¿Dime cómo puedo marcar el fin?¿Cómo digo adiós?Después de todo… nunca lo dije.Estabas aquí junto a mí, vagando por la eternidadpero de pronto… no más.No pude ni decirte adiós... a nuestro amor.Quizás fue un hechizo irrompiblePura maldición... ¿Cómo digo adiós a esta historia?¿A este amor?Quisiera recordarte... como antes.Pero no puedes pegarte a mí por siempre.Te has vuelto prohibida Kendra... "Me siento tóxica, una maldita masoquista que busca el dolor en cualquier esquina de una habitaci
Capítulo 34Las pequeñas piedras crujían al estar bajo mi peso, me sostenía de las paredes rocosas de esa cueva, cuyo único propósito era dejarme entrar para depositar nueva energía. Mis recuerdos precisamente. Al llegar frente a esas gemas, que sólo contenían cada vez más pensamientos y memorias, mi cuerpo reaccionó de una manera diferente a otras veces.Me acerqué, era momento de recargar esa cueva. Pero ahora, no sabía que depositar.La piedra azulada comenzó a brillar sin yo tocarla. Tanto que quede ciega por segundos ante el repentino brillo. Para cuando los abrí, me encontraba en un recuerdo pasado. Hace dos siglos para ser exacta. Días después de la batalla. Me encontraba en el despacho, encerrada y bebiendo hasta tratar de perder la conciencia por semanas. Pero siendo loba de sangre pura, era una miseria lo que
Capítulo 34.1Rosa LinkedInLa manada se veía más reluciente que antes. Sus noches siendo frías son perfectas para bailar cuando la música resuena en todo el lugar. Ahora entiendo mejor a Alice y su insistencia al no querer irse desde un principio. El lugar es bello y desborda paz natural.Una ráfaga de viento paso rozando mi cuerpo casi desnudo. El vestido de hoy era rosado pálido, según Alice combinaba con mi cabello desteñido con solo las puntas pálidas de rosa, el resto era negro. Me sentía fuera de lugar al ver todas esas parejas bailar pegadas. Tenían a quien abrazar. ¡Incluso Damián que era el serio!—Hace frio.Me abrace.—Lindo vestido.Un saco cálido fue posado sobre mis hombros. El chico pelirrojo a mi lado siguió bebiendo de su champán sin prestarme m&aac
Capítulo 35Kendra DragoEntre alegatos y palabrería que no sirve para nada, estamos todos aquí en la biblioteca de mi mansión y por todos me refiero a los mismos de la reunión inmortal. Donde declaramos la guerra ante el Consejo, mismo que nos ha pisado los talones desde hace unos días, al parecer sabían de nuestras intenciones y mandaron un lindo regalo.Un cuerpo ensangrentado, desgarrado y con el corazón cosido en la mano derecha del cadáver. Una nota con la letra pulcra aconsejando que no interfiera en los problemas de los más poderosos. Incluso ellos tenían ego, pero era momento de aplastar esas expectativas de intocables que se tenían. Pero, por cómo estamos en estos instantes, no creía la posibilidad de estar en paz por mucho tiempo.La mayoría tenía sus diferencias y algunos asuntos sin r
Capítulo 35.1 La iglesia bañada en un campo de ilusión, viéndose en desgracia por fuera, cuando por dentro yacía un mal envuelto en venganza. Sus paredes de piedra y el salón iluminado con un candelabro de bronce, una alfombra azul marino que guiaba a un enorme cuadro con la pintura de un hombre adulto. El marco de oro era adornado por dos cortinas gruesas de color negro, bajo estas, diez velas de las cuales solo una quedaba encendida.Una mujer de cabellera roja caminaba lentamente por la alfombra, sus pasos siendo suaves, no dieron paso al sonido en la capilla. Su rostro envuelto en completa seriedad, ojos cuya filada mirada podría cortar las hermosas pestañas largas que poseían, pero sobre todo, una sonrisa asomando por las comisuras de los labios, tan sombría como esa misma noche.—Llego la hora —Con sus dedos, apago la última vela en el suelo&