Capítulo 8

Kendra Drago

Desde la ventana de mi despacho los veo partir para la plaza de la manada.

Verlos sonreír y bromear entre ellos me causaba algo en el pecho que no entendía. Alice parecía feliz, pero la escuchaba hablar con Adam por las noches y me es difícil creer que esas sonrisas y risas sean sólo una máscara. Me cuesta saber que mi Lucia se ha ido. Alice es otra chica rota que consiguió la familia que deseaba… como la que perdió hace dos siglos.

Me alejo de la ventana y me acerco a mi escritorio para seguir revisando papeleos y firmando contratos. Esto me está cansando. Antes, el estar aquí encerrada tenía su propósito, ahora ya no lo tiene. Vivir aquí no es una fantasía. Para mi es una maldición pertenecer a este mundo, independientemente del lado que lo vea.

Adam entra a mi de