Capítulo 42

Cuando abro mis ojos, siento el calor de un cuerpo pegado a mi espalda —me gusta su calor—, una de sus piernas está sobre las mías, su brazo se aferra a mi cintura y doy una plegaria de gracias porque soy flaca. Intento moverme, pues necesito ir al baño, pero Hades me da la vuelta y coloca mi cara en su pecho. Sentirlo tan cerca de mí y su perfume varonil,  —¡Dios!—, «Él es el cielo»...

— Si no quieres que me haga pipí en tu cama, déjame usar el baño. —Hades sonríe y me suelta

— Perro después vuelve a la cama.

Pongo mis pies en el frío piso de madera e intento bajarme un poco más la camisa de Hades que llevo puesto, él es sólo un poco más alto que yo, ahora sé que se siente ponerse la ropa de tu novio; antes sólo veía esas escena en películas.

Orino y vuelvo a la cama...

— ¿Podemos quedarnos solos tú y yo, así el día entero? —Pregunta Hades mient

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