AFRODITA FERRO

Siempre dejé que mis sentimientos y sensaciones me guiaran. Siempre me mantuve serena y firme en mis elecciones sin temor a equivocarme. Siempre mi carácter fue el mismo e intenté mantener la calma hasta en las situaciones más estresantes. Fui precavida y jamás tuve a mi cerebro y corazón enfrentados.

Mis presentimientos jamás fallaron, tanto buenos como malos.

Cuando conocí a Erick Preston, el hermano de Zayn sentí que era un Playboy de inmediato y no me equivoqué. Solo mi desagrado hacia el cambió cuando ya no percibí esa mirada en sus ojos. Él me deseaba en su cama, lo sé y tampoco quiso ocultarlo jamás, pero después conoció a una mujer que se llevó su atención y con quién tuvo un hijo. Cuando volví a verlo noté que ya no me veía como un dulce y también descubrí que detrás de esa fachada desvergonzada había un hombre serio. Solo recién allí el fue capaz de agradarme un poco.

Conocer a Zayn fue aún peor. Jamás alguien me desagradó tanto antes, ni siquiera su herman