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Capítulo II: Hammdread: El Amanecer [Parte II].

Capítulo II: Hammdread: El Amanecer [Parte II].

El pequeño negocio de Alberto quedo hecho un desastre, Alberto quedo tirado en el suelo llorando y humillado (se podían escuchar sus llantos por el lugar), con la marca del golpe en su mejilla. Phil completamente callado y serio se acerco al mostrador con su canasta en la mano y puso unos cuantos billetes de 10 dólares en el mostrador, Phil se quedo parado allí un rato, Alberto se levanto y vio a Phil muy serio.

—Por favor Phil vete —le pidió Alberto apenado.

—Toma Alberto aquí está el dinero —le señalo los billetes en el mostrador, Phil volteo y vio el desastre de atrás—si quieres puedo ayudarte a recoger.

—No Phil, está bien —insistió Alberto de nuevo—solo quiero estar solo, llévate tus cosas, y vete.

Phil se le quedo mirando con pena, Alberto tomo los billetes, Phil apenado, se llevo las cosas con todo y canasta.

Phil comenzó a caminar de vuelta por las horribles calles del barrio, completamente lleno de ira en su interior, sentía que quería explotar, pero por alguna razón él prefería contenerse. Cuando se dispuso a cruzar la calle vio una patrulla de policía estacionada frente a un callejón que era la entrada de un gran edificio, el par de policías hablaban desde su patrulla con Van y Fisher.

—Al fin —se comento Phil mentalmente al ver la escena—encarcelaran a esas pestes.

Phil continuo mirando fijamente la escena y de repente vio como Van chocaba puños con uno de los policías, los 4 reían como grandes amigos, Fisher le paso al policía una pequeña bolsa llena de unas pequeñas hojas rojas, el policía tomo la bolsa sonriendo, chocaron puños de nuevo,  encendieron la patrulla y se fueron, Fisher y Van empezaron a reír y uno de ellos saco un cigarrillo y empezaron a irse por el callejón.

Phil observo la escena con odio absoluto mientras caminaba.

Mientras tanto Alberto estaba dentro de su negocio hablando por teléfono.

—¿¡Como que te volvieron a buscar!? —Le pregunto a gritos una mujer al teléfono.

—Amor, esto es serio —respondió Alberto preocupado—sacaron un arma.

—Dios mío Alberto ¿Un arma? —Pregunto la mujer preocupada.

—Sí, te dije que no podemos jugar con ellos, son gente peligrosa…

—Debemos llamar a la policía.

—¡No! ¿¡Estás loca!? La policía no va a ayudarnos.

—¿Qué otra opción tenemos Alberto? ¿Huir y dejar todo por lo que hemos trabajado? —Le pregunto su esposa molesta—¿O le pediremos prestado dinero a alguien?

—Podemos conseguir a alguien.

—Nadie presta dinero hoy en día Alberto… ¡Nadie! Necesitamos dinero para Micaela, sabes que no está en un buen estado.

—Lo sé, lo sé.

—¡No podemos seguirle dando dinero a esos bastardos! ¿Entiendes? ¿¡A caso no recuerdas lo que le hicieron a nuestra hija!? —Le pregunto la mujer son rabia—¿¡A!? ¿No lo recuerdas? Como le cayeron a batazos.

La mujer comenzó a llorar:

—Dios mío, no podemos seguir así —le reclamaba su esposa entre llantos—esos miserables se salieron con la suya una vez… no dejes que lo vuelvan a hacer, casi mataron a nuestra hija Alberto ¡A nuestra hija!

La mujer corto la llamada dejando a Alberto pálido y mirando hacia la pared. El se quedo por unos segundos pensando en si llamar a la policía o no.

Y mientras pensaba en esto se le cruzo el recuerdo de cómo Van y Fisher tomaron a su pequeña del cabello y la sacudieron contra el piso en un callejón mugriento y solitario, el recordó como trato de pelear para defender a su hija, pero estos malhechores lo golpearon con unos bates una y otra vez, hasta dejarlo sangrando e inmóvil en el suelo, teniendo contracciones de dolor, su hija trato de acercarse a su padre para ayudarlo, pero Fisher le metió un batazo en la espalda, la niña quedo privada y llorando en el suelo, retorciéndose del dolor.

—Hay que enseñarle modales a esta pequeña —dijo Van mientras sujetaba su bate—¿No lo crees Fisher?

Alberto balbuceaba mientras daba vueltas por el piso (sin poder hacer nada) el trato de levantarse y luchar pero estaba muy golpeado.

—Si Van —respondió Fisher con una sonrisa apretando su bate—hay que darle modales.

—¡Papi! —Comenzó a llorar la pequeña arrastrándose en el suelo.

Repentinamente ambos pandilleros comenzaron a sacudirle sus bates con brutalidad a la pequeña en las piernas y las costillas una y otra vez sin pausa alguna, el lastimado Alberto solo podía escuchar los gritos de su pequeña siendo golpeada (el podía escuchar claramente como se machacaban y partían los huesos de la pequeña con cada batazo).

Luego se le vino un recuerdo de la pequeña en una clínica de emergencias, el doctor le dijo que ella no podría caminar de nuevo.

 Alberto dejo de recordar y estallo en llanto sin saber qué hacer.

Mientras tanto Phil se estaba acercando a la puerta de su departamento cuando de momento:

—¡Phil! —Escucho un grito tras suyo.

Phil volteo y vio a un mal encarado y bigotudo hombre moreno de ascendencia árabe, de 1.85, con un cigarrillo en mano acercándose a él.

—Rash —dijo Phil con desanimo mientras sacaba las llaves de su bolsillo.

—¿Viste el papel que te deje en la puerta? —Le pregunto el hombre llamado Rash, hablando rápido y con tono agresivo, con ese asentó árabe (así era su voz normalmente).

—Por supuesto que lo vi —respondió Phil dándole la espalda con intensión de abrir la puerta.

—¡No me des la espalda! —Le exigió Rash de un grito.

Phil se volteo y lo miro fijamente.

—Sabes que estás atrasado con tu renta —le reclamo Rash mirándolo con esa cara de loco que tenia.

—Lo sé Rash —respondió Phil tratando de calmarlo levantando sus palmas en son de paz—no es necesario que me lo repitas.

—¡No quiero continuar con este maldito problema! —Reclamo Rash con obstinación—¡Todos en este maldito edificio me salen con la misma porquería! Que tienen problemas de dinero, que esto que lo otro, siempre la misma b****a ¿¡A caso esta m****a es un asilo para indigentes!? ¿¡O una obra de beneficencia!?

—¡No lo es! —Respondió Phil amargado y señalando los alrededores—¡Pero lo parece! ¿¡Haz visto los pasillos!? ¡Esto se ve peor que el basurero municipal!

—¡Es porque todos ustedes…! —Grito Rash señalando con el dedo todo el lugar—¡Son unos puercos!

—¡Claro que no! —Le respondió Phil a gritos—¡Es porque tu no le haces mantenimiento a esta b****a! ¡El lugar está minado de todos los tipos de plagas que existen!

—¿¡Como coño quieres que fumigue si no pagan una m****a!?

—Eso no es mi problema —le respondió Phil.

—¡Muy bien fantástico! —Rash puso un rostro perverso mientras le daba una fumada a su cigarrillo—voy a empezar a correr gente de aquí ¡Y no me interesara si están enfermos! ¡Desempleados! ¡O con problemas psicológicos! ¡Pero los voy a sacar de aquí!

—¡Eres una b****a! —Le grito Phil abriendo la puerta de su departamento.

—Si crees que soy malo espera a conocer a los que viven en la calle —Rash se detuvo a fumar un instante, y empezó a señalar el fondo del pasillo con su cigarrillo—Cuando estés en la calle rodeado de todos esos animales, te darás cuenta que yo soy un Dios de la benevolencia en comparación.

Rash comenzó a irse mientras repetía:

—¡Ya lo veras! ¡Ya lo veras! ¡No estoy jugando! ¿¡Si crees que el basurero municipal es mejor porque no te vas a vivir allá!?

Phil molesto por este despreciable ser, abrió la puerta y entro a la casa con su canasta en mano, tranco la puerta con pasadores y llave, paso por la sala y dejo la canasta en el pequeño mesón de la cocina, luego camino hasta la habitación y vio que por suerte su madre continuaba durmiendo, lo cual le daba oportunidad de preparar el desayuno.

Minutos después su madre es despertada por un suave y rico olor a avena, la vieja mujer parpadeo un par de veces mirando la horrible pared agrietada y sucia, estiro su brazo arañado y con moretes, tomando sus lentes en la mesa de noche, se los puso, se sentó en el borde de la cama, se puso sus pantuflas rosadas, tomo su bastón y comenzó a caminar hacia la cocina. Al pasar por la sala escucho que por la televisión transmitían un video de Elvis Presley tocando en vivo Can't help falling in love en los años 70.

Phil salió un momento de la cocina y vio a su madre.

—Buenos dias cariño —dijo su madre cariñosamente al verlo.

Phil se acerco a su madre y le dio un fuerte abrazo:

—Buen día mama —le respondió su hijo sonriéndole—te ves radiante hoy.

 —¿Radiante? —Pregunto su madre antes de empezar a reír—me veo apagada como siempre je, je, je.

Su madre comenzó a caminar lentamente hacia el sofá:

—Huele muy bien lo que preparaste —su madre se sentó en el sillón cómodamente—Me encanta esa canción.

En el televisor se veía a un joven Elvis Presley cantando en vivo mientras las jovencitas gritaban y extendían sus brazos para tocarlo.

—Espérame te traeré la comida —Phil salió corriendo a la cocina, luego de unos segundos regreso con una bandeja con frutas y un tazón de avena y se los puso en el centro de mesa.

Su madre acerco el sillón al centro de mesa mirando la comida ansiosa, Phil tomo su comida y la puso en el centro de mesa de vidrio, sentándose a comer junto con su madre, mientras de fondo sonaba Elvis.

—Buen provecho —dijo Phil antes de comenzar a comer.

—Gracias hijo —la madre con su cucharilla empezó a darle sorbos a la humeante avena—¿Dormiste bien anoche?

—Sí, si claro —mintió Phil mientras comía.

—Que bueno hijo —respondió su madre mientras soplaba la avena—tienes que dormir bien, eso es muy importante.

Phil se quedo callado mientras su madre le hablaba.

—La falta de sueño puede volverte completamente loco, es muy peligroso… escuche que lo dijeron unos médicos el otro día en la televisión… dicen que hasta hace que la gente vea cosas y dure menos tiempo.

Phil continúo comiendo sin responder.

—¿Dime que paso anoche en el trabajo? Llegaste muy temprano.

Phil dio un suspiro y empezó a mirar hacia todos lados antes de responder.

—Bueno… no quería preocuparte —comenzó a explicar Phil.

—No me digas que te echaron —respondió su madre preocupada.

—No… mama… no es eso… —Phil comenzó a ponerse pensativo antes de dar respuesta—bueno si… veras… yo estaba de cadenero como siempre, había una larga fila de chicos para entrar a la discoteca.

La madre bebía avena mientras escuchaba, subiendo y bajando la cabeza (para confirmar que lo estaba escuchando).

—Deje entrar a unos cuantos… paso el rato —Phil explico todo rememorando las escenas mentalmente—y de repente se escucharon 3 disparos, luego comenzaron los gritos, los chicos de la fila no dudaron en largarse, yo trate de entrar pero era imposible, un montón de personas venían huyendo de vuelta como una estampida.

—Oh por Dios.

—Luego se escucharon 5 disparos mas, la gente no paraba de salir —Phil explicaba haciendo gestos con las manos—habían matado a 8 personas.

—No puede ser —respondió su madre impresionada—Dios mío… fueron 8.

—Si —respondió Phil nostálgico—el jefe me dijo que el lugar cerraría por un tiempo… ya sabes mientras hacen la investigación.

—Te despidió.

—Bueno… prácticamente si… al menos dijo que si el lugar reabría me llamaría.

—Santo Dios Philip —respondió su madre  pasándose la mano por la boca con preocupación—¿Y cómo haremos con el troglodita de al lado?

—No lo sé mama… hable con el esta mañana —explicaba Phil con preocupación mientras le daba vueltas a la avena con su cucharilla—y no lo vi muy alegre…

—¡Ese Egipcio miserable nunca esta alegre! —Lo interrumpió su madre, poniendo mala cara al mencionarlo—¿Qué hablaste con él?

—No hablamos nada que nos llevase a un buen acuerdo —Phil tomo la taza de avena y comenzó a beber directamente—solo balbuceo y grito cosas, sobre que todos éramos unos cerdos…

—¿¡Le dijiste lo de las ratas cierto!? —Lo interrumpió su madre.

—Claro que se lo dije… le reclame y le dije que como podía exigir que le paguen si ni siquiera le hacía mantenimiento al edificio.

—Bien hecho —lo felicito su madre—así se hace… hay que mostrarle carácter. Que vea que no le tememos.

Phil dio un suspiro de preocupación y respondió serio:

—Pero mama… esta vez sí vi que hablaba en serio… no fue un berrinche como el de las otras veces.

—Oh —su madre se puso seria y un poco angustiada—bueno hijo estaremos bien.

Su madre le paso la mano por la cabeza y comenzó a hacerle cariño para tranquilizarlo.

—Lo último que tenia —explicaba Phil suspirando con angustia y mirando al piso por donde pasaban las cucarachas—lo gaste en comida, alcanzara para varios dias… lo mejor que puedo hacer durante este periodo es intentar conseguir trabajo y tratar de convencer al imbécil de Rash de que aguante el pago hasta fin de mes.

—Si lo lograras hijo —lo motivo su madre acariciándolo y calmándolo.

—Sera muy difícil… nadie quiere darle trabajo a alguien con antecedentes —comento Phil preocupado.

—Hijo todos cometemos errores… hay muchas buenas personas dispuestas a dar una segunda oportunidad.

—Mama… por favor seamos realistas —Phil tomo a su madre de los hombros y la miro fijamente para aclarar las cosas—tengo antecedentes por asesinato mama, de asesinato, no fue ni robo, ni por conducir ebrio ni nada de eso, fue asesinato… obtuve ese trabajo como vigilante por mi antecedente militar y porque el dueño me consideraba rudo… pero solo fue por eso.

Su madre agacho la mirada reflexionando sobre lo que le acababan de decir.

—Hay que tener la cabeza fría mama —dijo Phil señalando su cabeza—no podemos colapsarnos, tenemos que ser fuertes, yo me encargare de solucionarlo, solo tenemos que tranquilizarnos.

—Hijo yo no quiero que te metas en problemas —le respondió su madre preocupada—eso es todo.

Repentinamente tocaron la puerta, ambos voltearon a verla.

—Yo abro —Phil se levanto y se asomo por el ojo de la puerta, viendo la silueta de una mujer.

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