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Introduccion

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— ¡Vamos! ¡Deja de chillar! — grita Nesrin, caigo al piso por el empujón que me ha dado y por esa acción mi cabeza choca contra la pared dejándome aturdida por el impacto.

— ¿Qué parte no entendés que dejes de llorar? — Kiara se agacha quedando a mi altura, toma mi rostro entre sus manos y ejerce presión causandome dolor en mis dientes.

Ahogo un gemido de dolor cuando siento la mano de Lila golpearme con fuerza la mejilla haciendo que mi rostro se gire de un lado, mi cuerpo duele demasiado por cada golpe que me dan, cada vez son peores que siento que lo hacen para que yo no pueda defenderme de ella. Mis oídos zumban sin parar haciendo que no escuche nada de lo que me dicen, sus voces se escuchan lejos. Lágrimas gruesas brotan de mis ojos cuando Nesrin toma mi cabello con fuerza, me duele el cuero cabelludo de los jalones que está dando.

Un grito de dolor abandona mi boca al sentir una patada en mi costilla.

— ¿Por qué no te defiendes? — se burla Lila

— Vamos párate y defiendete. — ahora es Kiara

— Eres una estúpida. — esta vez es Nesrin y por último me escupe viéndome con fingido remordimiento. — ni una palabra de esto ¿Entendido? — asiento con miedo a que me vuelva a golpear. — Por lo más sagrado que tengo que si dices algo te irá peor, cuídate — advierte antes de levantarse.

Las voces cada vez se escuchan más lejos, todo me da vuelta y mi garganta arde por los gritos que he soltado durante todo lo que me han hecho. Abro mis ojos con dificultad y medio borroso las veo salir del baño mientras ríen con diversión.

Intento incorporarme pero mi cuerpo no me permite moverme del dolor y el temblor que siento por todos lados, miro mis brazos, moretones, manos marcadas y arañazos. Lloro con más fuerza retorciendome en el piso, no es la primera vez que pasa esto y siento que esta es vez fue una de la más brutales palizas que me han dado, con dolor estiró mi brazo para tocar mi mejillas y el escozor se hace presente.

<<solo quiero irme de aquí>>

No siento mi cuerpo, mi mente se encuentra fuera de este mundo y la luz me molesta, intento hablar para pedir ayuda pero mi boca no es capaz de emitir ninguna palabra.

— ¡Ada!

Escucho mi nombre a lo lejos y eso es la gota que derrama el vaso cuando mis ojos se cierran solos dejando todo negro.

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