Einar

Rompo la barrera juntando sus labios con los mío, atacando su boca, sus labios son mi adicción, un simple roce de ellos me doblega. Si mi Einar Kotch de hace unos meses viera lo que esta mujer causa en mi se burlaría y jamás aceptaría el cargo en Alemania.

—Tengo que ir con tu padre—susurra sobre mis labios.

—Cainan puede esperar—vuelvo a besarla, mientras sujeto su culo haciendo que rodee sus piernas en mi cintura.

—Einar—jadea, cuando aprieto su culo.

—Nena, sonidos así son peligros que salgan—ataco su boca de manera violenta, en un beso desesperado.

Necesito probarla, hundirme en ella, así que reclino su espalda en mi escritorio.

—Agente—reconozco esa maldita voz y la persona de quien es dueña debe rezarle al puto universo que la salve.

—¡Lárgate de mí puta oficina! —me exaspero.

—Yo... solo... —tartamudea.

—¡Que te largues!

—La que se larga soy yo—habla Anya a mis espaldas.

—¿Qué? —cuestiono.

—Cainan me espera, además esto lo podemos terminar en Alemania, en tu departamento