Miro a mis costados intentando localizar a algunas de las personas con la cual me tengo que encontrar y a eso le tenemos que sumar el hecho de que este centro comercial es enorme. 

—¿Me buscabas? —una voz me susurra en el oído y deja un beso en mi cuello, haciendo que de un pequeño brinco en mi lugar. 

Me giro para enfrentarle y me encuentro con esa cara angelical que siempre carga pero con una sonrisa sarcástica —¿Tanto cuesta saludarme como la gente normal? 

Él me mira de pies a cabeza analizando mi ropa —Yo nunca voy a ser una persona normal, descarada. 

—Si fueras alguien normal no te iba a tener como amigo —una voz alegre se une a nuestra conversación sacándome una sonrisa. 

—¡Dios, qué privilegio es ser tu amigo! —el sarcasmo detona en cada palabra que dice. 

—Ves, Hela cómo ahora ya no valoran nuestra amistad. 

Yo giro los ojos y me voy a abrazarla, —Desde que eres la novi