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CAPITULO 34 DEJA QUE DIOS SANE NUESTRO CORAZÓN

Un mes despues, Ayla se negó a permanecer encerrada, y por las tardes solían ir a caminar a la playa, iban a algún café o de compras.

En las noches veían alguna película o se quedaban conversando hasta tardes y luego se iban a dormir juntos.

Solo eso bastaba para sentir que poco a poco la oscuridad se iba y la esperanza ocupaba ahora su lugar.

No pensaba en el futuro, incluso se había vuelto un poco egoísta y había decidió olvidar a Shaina, porque estaba viviendo el presente y en este presente solo eran Murat y ella.

Ayla despertó esa mañana y vio que ya Murat se

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