Cuando el Viejo Amo Taylor llegó a la entrada del hotel de siete estrellas, para su sorpresa, sintió que la emoción rebotaba en su interior. Dos Dioses de la Guerra habían ido a la boda de Fane, ¡qué digno era Fane!

Sin embargo, pronto frunció el ceño y murmuró confundido: “Espera, esto es extraño. ¿Cómo se enteraron los Dioses de la Guerra que la boda de Fane era hoy? Después de todo, se avisó con poca antelación. Aunque los mensajes de texto se hayan enviado a todo el mundo, es imposible que ellos hayan venido inmediatamente después de recibir el texto, ¿verdad? Temo que Fane no es un comandante asistente, si no, ¿cómo podrían venir los Dioses de la Guerra por él?”.

Iván, por otro lado, se negaba a creer que Fane fuera una especie de Rey de la Guerra o algún otro pez gordo. Se rio sarcásticamente y dijo: “¡Hmph! Abuelo Taylor, seguramente ese Dios de la Guerra no vino aquí por Fane sino por Lana. Abuelo, piénsalo, escuché que Yoseph aún está soltero, y Lana es muy atractiva y tie