“Ustedes hipócritas solo hablan de etiqueta y vergüenza. No me digan que solo están tratando de no avergonzarse al no querer irse. ¡Obviamente quieren pelear con nosotros para obtener un pedazo del pastel!”.

En cuanto el hombre enmascarado terminó de hablar, el barbudo que estaba a su lado se echó a reír. "Cada uno de ustedes, cobardes, es un hipócrita. ¡Es obvio que no quieren entregar el tesoro y solo quieren encontrar una razón 'justa' para justificarse! Nosotros no somos hipócritas como ustedes, ¿y se atreven a pelear contra nosotros por el tesoro? ¡Quizá deberían mirarse bien en el espejo antes de hacerlo!”.

El rostro de Heath se ensombreció. En todos sus años de vida, nadie lo había humillado así. Señaló con rabia al barbudo y gritó: "No somos hipócritas. Tú eres el que obviamente está equivocado aquí y, sin embargo, ¿nos acusas de ser hipócritas?”.

Fane curvó las comisuras de su boca con impotencia. Por el tono de Heath sabía que en realidad estaba asustado y se obligaba a co