Lo que Howard había dicho implicaba que le habían mostrado un poco de respeto al pedirle que renunciara al puesto, pero Fane no aceptó su amabilidad al negarse.

Fane no pudo evitar resoplar. Algunas de estas personas eran dolorosamente peculiares, y siempre eran capaces de inventar razones arrogantes. A Fane solo le parecían ridículos.

La expresión de Nash se ensombreció. "¿Por qué son tan despreciables estas dos personas? ¿De qué demonios hablan? ¿Por qué deberías darle el puesto? ¿Y estás siendo irrazonable por no hacerlo? ¿Quién se cree que es?”.

“Se cree un dios y que puede pisotear a cualquiera, pero sus planes son inútiles contra mí”, comentó Fane con una expresión fría en su rostro. Nash suspiró con impotencia y sintió que nada en este lugar salía bien. Las cosas eran mucho más sencillas cuando estaban en Cathysia.

Sin embargo, Fane estaba muy concentrado en alcanzar la cima de las artes marciales y definitivamente no podía decir nada desalentador.

Nash se volteó y miró a F