Sin embargo, la velocidad del Amo Mackenzie era incomparable a la de Fane Woods. De repente vio una luz dorada al mismo tiempo que Fane Woods le golpeaba con el puño en los hombros haciendo que sus articulaciones se rompieran con un violento crujido. Dejó escapar un grito desgarrador seguido de otro mientras la sensación de dolor se extendía por todo su cuerpo. El puñetazo le había lisiado el hombro.

Fane Woods se rio con frialdad mientras levantaba de nuevo su puño izquierdo, sin darle tiempo al Amo Mackenzie para defenderse. Una luz dorada brilló en su puño mientras golpeaba el pecho derecho del Amo Mackenzie con una fuerza suficiente para acabar con la vida de cualquiera. El sonido de huesos rompiéndose volvió a sonar. El puñetazo no solo destrozó los huesos del Amo Mackenzie, sino que le impidió activar su Chi, por lo que cayó al suelo como un globo desinflado.

Fane Woods aún no había terminado con él. Lo siguió hacia abajo y agarró el cuello del Amo Mackenzie. El siguiente golpe