"¡Qué! ¿Entraron más de diez mil personas?”.

Como la Fortaleza Whittemore era la más cercana al bosque, todos se dirigieron hacia allí primero. Una vez que el abuelo de Arthur se enteró de la situación, se levantó de su silla de un salto, conmocionado. Sus ojos casi se salen de sus órbitas.

"Así es. Abuelo, discutamos primero lo que debemos hacer con el Amo de la fortaleza. Ah, no importa que toda esta gente haya entrado aquí; lo más importante es que mucha gente del Clan de la Matanza ha entrado en el bosque en busca de tesoros para cumplir con los deberes de su clan. Ahora que se han encontrado, ¡la Señorita Helena y los demás probablemente ya estén muertos!”.

Arthur sintió una punzada de lástima cuando mencionó a Helena. Se odiaba a sí mismo por ser tan débil. De lo contrario, él no habría elegido irse con tristeza cuando ella estaba en una situación de vida o muerte.

El anciano se dio cuenta de lo que estaba pensando Arthur y puso los ojos en blanco sin compasión. “Mocoso inút