Jueves 20 de agosto.

Me encontraba sentado en el sillón de la sala observando con repulsión a quien estaba delante de mí, en frente de mí se encontraba sentado en el suelo ese mocoso de muy larga cabellera roja mirándome con una ingenua sonrisa. Dos sentimientos totalmente opuestos eran irradiados de cada uno y podía sentirse la tensión cuando estos chocaban en el medio de nosotros.

 El ambiente se volvía algo incómodo porque me observaba silenciosamente como si estuviera embobado conmigo. Como resultado de su mirada yo le devolvía otra totalmente opuesta pero él ni se inmutaba, esta situación comenzaba a sacarme de quicio así que me levante de donde estaba sentado, el mocoso me siguió con la mirada.

Su mirada era como un molesto radar que me perseguía a donde fuera -¿Qué es lo que quieres? –Quise saber molesto y