Capítulo 0631
—No me voy... —Diego seguía arrodillado.

—Entonces quédate así.

—Ire, no estoy arrodillado para obligarte a que me digas algo... —Diego se apresuró a explicar al ver que Irene se enojaba.

—¡Entonces levántate!

—Arrodillado... me siento un poco mejor.

—¡Feli ya lo vio! ¿No te da vergüenza? —Irene se irritó—. ¡Levántate ya!

—¿Vergonzoso? No estoy arrodillado ante nadie más. —Diego respondió—. Quiero que sepa desde pequeño que si hace algo mal, debe ser castigado.

—Mi hijo no necesita que tú le enseñes. —Irene le lanzó una mirada fulminante—. ¿Te levantas o no?

Diego, sin más remedio, se puso de pie. Irene estaba a su lado y, al levantarse, sus piernas se doblaron y cayó hacia un lado. Irene, instintivamente, lo abrazó.

—Se me durmieron las piernas. —Diego, aprovechando la situación, también la abrazó, con un tono lastimero.

Irene pensó en empujarlo, pero no pudo; así que continuó sosteniéndolo.

—¿Puedo dormir afuera? —Diego le preguntó mientras la abrazaba—. Puedo dormir en el sofá.

—¿Y
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