Capítulo 0388
En el instante en que la vio, Diego sintió que su mente quedaba en blanco.

Las emociones reprimidas durante cinco años parecían desbordarse de repente. Con un leve tirón, la atrajo hacia su pecho y la abrazó con fuerza.

Irene no podía creer que, en medio de tanta gente, él se atreviera a hacer algo así. La empujaron de tal manera que casi pierde el equilibrio, y en un segundo, se encontró en un tórrido abrazo. Su frente chocó contra el pecho del hombre, que era duro como una roca.

Al abrazarla, el aroma familiar y agradable de Irene invadió su nariz.

En ese momento, Diego no podía pensar en nada más. Estaba abrazándola, y el mundo exterior dejó de existir; solo importaba Irene en sus brazos.

Desde que ella se fue, había sentido todo el dolor imaginable. Su corazón había estado hecho trizas, desgarrado y vacío. Pero ahora, al sostenerla, se dio cuenta de lo que era la felicidad, de lo que era la satisfacción.

Irene se quedó aturdida por un segundo. Cuando recobró la compostura y compren
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