Capítulo 0298
Diego tenía el rostro tenso, con algunas manchas de polvo que le daban un aire desaliñado.

—¡Julio está abajo! —exclamó Irene, sorprendida al verlo.

—No estoy sordo. —respondió Diego con frialdad.

Dicho esto, en un abrir y cerrar de ojos, se agachó y levantó a Irene en sus brazos.

—¡Diego! ¿Qué haces? ¡Suéltame!

Irene, cabeza abajo, golpeaba con fuerza su espalda.

—¡Cálmate!

Diego, incapaz de contenerse, le dio una palmada en el trasero. Luego, la llevó de nuevo hacia afuera y miró fríamente a los dos guardaespaldas.

—Quédense aquí, voy a sacar a Julio. Si no obedecen, ¿creen que no puedo hacer volar este edificio de nuevo? —Luego se volvió hacia Irene.

—¡Bien! ¡Ve rápido! —Irene apretó los dientes.

Lo dijo sin pensar en el peligro que también podría enfrentar él.

Diego le lanzó una mirada furiosa antes de darse la vuelta y marcharse.

Julio tenía el pie atrapado, pero afortunadamente había un espacio en el suelo donde estaba atascado, así que no podía mover el tobillo.

Ya había termina
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