Capítulo 0161
Al día siguiente, Irene tenía fiebre. Santiago, al llamar a la sirvienta para que fuera a comprar medicina, se enteró de que Diego se había ido a media noche. Enfurecido, Santiago le llamó exigiendo que regresara de inmediato.

Esa noche, la bestialidad de Diego había alcanzado su punto máximo, e Irene luchó con todas sus fuerzas, cayendo con él del sofá.

Cuando Diego levantó la vista, se encontró con la frialdad y el odio en los ojos de Irene. En ese instante, su respiración se detuvo y una extraña inquietud se apoderó de él.

Irene, aprovechando su desconcierto, lo empujó con fuerza y salió corriendo. Fue a la oficina, donde la calefacción no funcionaba desde hacía un tiempo. Solo vestía un pijama, y pronto comenzó a sentir el frío que le provocó un resfriado. Sin embargo, temía preocupar a Santiago y no se atrevió a salir hasta más de las cinco de la madrugada, cuando regresó a su habitación en un estado de confusión.

Se metió en la cama, sintiendo que parecía vacía. Durmió hasta más
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