Sin Piedad

Llegamos a un lugar en la nada y muy lejos de donde estábamos, solo había una bodega vacía llena de polvo y con olor a humedad, me sacó lo que tenia en mi boca, me sentía mareada y cansada, tenía unas ganas de gritarle pero sabia que seria en vano y muchas fuerzas no tenía, me tomo en brazos y me dejó en un rincón y luego cerró la puerta del auto. Oriana se bajó después y saco del maletero unas bolsas y se cambió de ropa

— Que haremos ahora, esta maldita mujer no murió. Tu estas feliz pero para mí es un problema asique debemos llegar a un acuerdo o esto terminara mal

— No te metas en mis asuntos, fuiste tu quien no supo contratar bien a los hombres que harían el trabajito, no lograron su cometido principal

— Ahora soy yo la culpable que esta idiota haya sobrevivido, se suponia que estaba con los invitados

— Ya no te necesito Oriana, no sirves para nada

— De que hablas maldito imbécil, vuelve a hablarme así y te arrepentirás

— Nuestro trato llega hasta aquí, ya no te necesito, solo ere
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