Habían pasado tantos años, y como su madre, esta era la primera vez que veía llorar a su hijo.

"Jeremy, tú...".

"Mamá, ¿puedes sacar a Pudin, por favor? Tengo algo que decirle a este tipo". Madeline controló sus emociones y le entregó al pequeño a Karen.

Aunque Karen tenía muchas preguntas, la obedeció y se llevó al bebé.

En ese momento solo estaban ellos dos en la habitación, y el silencio era ensordecedor.

Madeline se dirigió al lado de la cama y sacó unos documentos de debajo de la almohada para entregárselos a Jeremy.

"Firma esto. Quiero el divorcio".

Jeremy miró los papeles que Madeline le entregaba y sintió como si su corazón fuera rebanado por un millón de cuchillos.

Sollozó sin ruido y no tomó los papeles. Al contrario, se arrodilló de nuevo frente a ella.

Mirando el rostro adolorido de ella, él sintió tanto dolor en su corazón que no podía respirar. "Linnie...".

"Ya no me llames Linnie. No soy digna de ello".

Madeline rechazó con frialdad. Forzaba una sonrisa, pero