Mirando el rostro preocupado y ansioso que tenía delante, Fabián se dio cuenta de que algo iba mal.

"¡Oh, no!".

Su expresión cambió, mientras se daba la vuelta para perseguir a la Madeline que se llevó a Lillian.

Madeline no sabía lo que estaba pasando. Sólo escucho a Fabian decir "oh no", en voz alta.

Sabía que Lillian tenía que estar en problemas. Por ello, se acercó rápidamente a él.

Sin embargo, después de algunos pasos, sintió una molestia en el bajo vientre.

Al pensar en su estado, no se atrevió a seguir corriendo.

"Fabian, ¿dónde está mi hija?", gritó a la espalda de Fabian, mientras corría apresuradamente.

Sin embargo, fue como si Fabián no la hubiera oído. Madeline miró en la dirección hacia la que corría Fabian y, bajo los rayos de luz entrelazados, vio el rostro confuso de Lillian.

En ese momento, una mujer sostenía a Lillian. Luego, la mujer llamó rápidamente a un taxi al lado de la carretera, antes de entrar con Lillian.

"¡Lillian!".

"¡Mierda!". Fabian maldijo.