Madeline se precipitó hacia el escritorio y tomó el computador.

Felipe miró la agitada reacción de Madeline y se rio con indiferencia.

"Ya lo he dicho antes. No haría nada que te hiciera daño. ¿Lo ves, ahora?".

Madeline miró a la pequeña figura vivaz y alegre que aparecía en la grabación de vigilancia, mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. Sus emociones en ese momento eran inexplicables.

"Felipe Whitman, ¿dónde está?", presionó con fuerza.

Felipe, sin embargo, no tenía intención de decírselo. Se acercó a ella y levantó su mano. En cuanto sus delgados dedos tocaron la mejilla de Madeline, ésta se apartó.

Él frunció el ceño con disgusto, apareciendo en su rostro una sonrisa oscura y sombría. "¿Aún recuerdas lo que me prometiste, en el pasado? Dijiste que traerías a Lilian y me seguirías de vuelta al País F, para vivir una vida pacífica, después de tu venganza. He estado esperando a que llegara el día, pero rompiste tu promesa".

Madeline miró francamente a los ojos negros d