Con la capa exterior de su ropa de dormir, abierta, el frío se apoderó de Madeline.

Aunque el aura que rezumaba Felipe era encantadora, la mente de Madeline estaba muy clara.

Agarró la palma de la mano de Felipe y la rechazó, bruscamente. "Lo siento, Felipe, pero creo que aún no estoy lista".

Madeline se alejó con decisión de los brazos de Felipe.

A Madeline le resultó mucho más fácil respirar, ahora que la distancia se había restablecido entre ellos.

Reprimiendo su disgusto, Felipe se levantó y se disculpó. "Lo siento, Eveline. Me he excedido".

Madeline negó con la cabeza y dijo: "No es tu culpa, es mía. Siento no poder recordar lo que pasó y los sentimientos que una vez tuve por ti, en aquel entonces. Por eso yo...".

"No pasa nada". Felipe la consoló, con una sonrisa. "No te fuerces, algún día lo recordarás".

"Gracias, Felipe".

"No hace falta que me des las gracias, tontita. Aunque no nos hemos registrado, ya hemos tenido nuestra ceremonia de boda y, en lo que respec