Esa mujer llevaba el vestido blanco de seis dígitos, que Yvonne vio en la tienda esa mañana, mientras entraba en el hotel chocando sus tacones, con elegancia y gracia.

El anfitrión, que llevaba un traje, se inclinó y saludó a la mujer, como si tratara a una reina. Fue extremadamente diferente con ella.

Yvonne lo observó, con admiración. Soñaba con que alguien la tratara así, también.

Yvonne sólo volvió en sí, cuando Karen la llamó por su nombre.

Como no tenían invitaciones, sólo podían entrar por la puerta lateral.

Cuando llegaron a la fiesta, a Yvonne le brillaron los ojos.

Ya había visto imágenes similares, en muchos programas de televisión, pero nunca lo había experimentado por sí misma.

Vio a un montón de caballeros apuestos e inmaculadamente vestidos, allí. Por ello, ya estaba buscando a su objetivo.

Al cabo de unos segundos, se había fijado en un joven apuesto.

Cuando intentaba acercarse y pretender chocar con él, Karen la agarró, antes de detenerla en voz baja. "Nos hem