"Es mejor no provocar a Jeremy, ahora. Deberías limpiar este lugar y hablaremos de ello, mañana". Karen se fue, sin volverse.

Yvonne sólo pudo tragarse su enfado y limpiar la mesa, antes de fregar los platos.

Después de que Madeline acostara al Viejo Maestro y al pequeño, vio a Jeremy esperándola en la puerta, cuando salió de la habitación del pequeño.

En el momento en que ella cerró la puerta, él la levantó de golpe.

Madeline dejó escapar un grito de sorpresa y rodeó con sus brazos el cuello de Jeremy, inconscientemente.

Cuando percibió su aroma, su rostro se calentó. Luego, cerró los ojos con timidez.

"Jeremy, puedo caminar sola. Por favor, bájame".

"No". Jeremy negó con la cabeza. Luego, la miró profundamente a los ojos. "Linnie, nunca te dejaré ir, mientras viva".

Sus palabras eran tan conmovedoras y envolvían su corazón, dulcemente.

Madeline sonrió, mientras se apoyaba en el hombro de Jeremy. Estaba disfrutando de este momento de dulzura, que él le brindaba.

Yvonne acaba