Jeremy arrancó el coche, al instante.

Cuando Madeline escuchó sus palabras, una sonrisa expectante apareció en su frío rostro.

A través del espejo, Jeremy pudo ver que Madeline se sujetaba las manos con fuerza. Había un sinfín de emociones en sus ojos, junto con un toque de nerviosismo.

Jeremy curvó las comisuras de sus labios, cuando vio la mirada de auténtica felicidad en el rostro de Madeline.

Por fin veía una sonrisa en su rostro.

Sin embargo, después de conducir por las transitadas carreteras, el coche acabó en un lugar que a Madeline le resultaba familiar.

Estaba desconcertada, mientras recordaba el paisaje que había fuera de la ventanilla.

‘¿Mi hija ha estado viviendo en la Colina Abril, todo este tiempo?’.

‘Entonces, ¿quién está cuidando de mi hija?’.

El coche se detuvo lentamente, mientras ella pensaba en estas preguntas.

Madeline no esperó a que Jeremy le abriera la puerta y se bajó, apresuradamente.

Todo lo que había delante no le resultaba extraño. Estaban en la