Shirley dejó de lado rápidamente sus pensamientos divagantes.

El cielo estaba gris y lloviznaba.

Shirley tenía un estado de ánimo intranquilo. Miró al conductor que se acercó a ayudarla y le dio las gracias.

El conductor llevaba una gorra y una mascarilla. Él no habló. Se limitó a ayudarla amablemente a subir al coche y a guardar la silla de ruedas.

Shirley se sentó en el coche y miró el paisaje por la ventana. Su expresión era anormalmente desanimada.

Durante el trayecto, el conductor levantaba de vez en cuando los ojos para mirar a Shirley por el espejo retrovisor.

Shirley, quien estaba mirando por la ventana todo el tiempo, no sabía que el conductor la estaba observando.

Aunque solo lloviznaba, Shirley sentía que en su corazón llovía a cántaros.

Su único familiar había muerto, y la amiga que la cuidó todo este tiempo también estaba muerta.

Incluso había ayudado personalmente a destruir el futuro del hombre que más amaba.

Je.

Shirley se rio de sí misma. Ella sentía que su