Sin embargo, a los ojos de Fabián, este dibujo no tenía precio.

La torta tenía incluso las tres palabras: “Feliz cumpleaños, Fab”.

Qué letra más bonita.

Fabián sintió que una delicada flor florecía gradualmente en su corazón, y miró los ojos de Lillian, que brillaban como una noche estrellada.

“Lillian, ¿qué te parece si comemos el pastel juntos?”, invitó Fabián con una sonrisa. “Aunque solo puedes comer un poco”.

Lillian frunció los labios para formar una dulce sonrisa y luego asintió.

En la silenciosa noche, Fabián sostuvo el plato en una mano mientras alimentaba a Lillian bocado a bocado.

Lillian sonrió alegremente. Bajo la cálida luz de la habitación, parecía una pequeña hada cuya sonrisa revelaba dulces hoyuelos que parecían poder curar a Fabián.

“Cuidaré de ti hasta que te hayas recuperado por completo, Lily. Si todavía estás dispuesta cuando llegue el momento, puedo seguir cuidando de ti después”.

Fabián prometió esto y extendió la mano para despeinar la parte superior