Capítulo 104

—No solo porque tú risa lo delate, si no que tú eres una señorita de carnes blanda.

—¿Y siempre estoy en la cama? —insinúa y me detengo.

—No, siempre estás trabajando. —hago una mueca—. Estoy llegando al final, no puede ser que no sepa la respuesta.

—¿No y que eres muy bueno?

Ella se estaba divirtiendo con esto y aunque era divertido, yo quería ese tesoro. Me pongo a pensar mirando la cama, me montó sobre ella y la reviso, entre las almohadas estaba otra pista.

—“Felicidades, has llegado a la última adivinanza… en julio naciste y nueve meses en mi barriga creciste”, es mi madre, ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Viajar hacia donde está? —le pregunto a Kath y ella se encoge de hombros—. Oye, yo te ayude cuando yo te hice la sorpresa.

—De acuerdo… solo llámala.

—Ok.

—Te quedan 10 minutos —mira el cronometro.

Saco mi celular de mi bolsillo y llamo a mamá, los bips me estaban desesperando, quería que me contestara con urgencia.

—Aló —responde.

—Hola mamá, te quiero mucho, pero no
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