— Eres mi esposa y mi deber es ciudad de ti. — Já, ¿tu esposa?, no hagas bromas tontas yo jamás fui tu esposa de verdad con la que te casaras ahora es quien tiene ese nombre no yo, hasta ahora lo entendí y no te preocupes dile a tu familia que esta despreciable intrusa al fin entendió que lo nuestro no fue mas que un fraude y solo fue un maldito contrato desde el comienzo, al final fui yo la culpable de enredar los sentimientos con la verdad, pero que ahora soy consciente de mi equivocación. — ¿De qué estás hablando?— No lo repetiré, es algo muy obvio y si te preocupas por tu futura esposa solo déjame en paz y puedes quedarte tranquilo no volverá a ocurrir un hecho parecido así que si no hay nada mas que decir puedes irte.— Entonces si fuiste tú la que dijo todas esas palabras, pero como se te ocurrió decirle cosas como esas ¿en qué cabeza cabe?, ¿aún eres humana?, si como dices toda esta historia es un maldito contrato, cumple con lo estipulado y no vuelvas hacer locuras de las q
— ¡No!, no llores. — Lo siento Cleiya, es mi culpa … Si tan solo hubiese actuado con más rapidez tú… Jamás hubieras pasado por este infortunio…. Yo realmente soy un inútil. — No, no. Crisst no te culpes, está bien aún sigo viva eres de las pocas personas que se han preocupado por mí realmente no tengo más que palabras de agradecimiento para ti. — No he hecho lo suficiente, pero prometo que te sacaré de este lugar no me importa las consecuencias, pero te sacaré de aquí, ¡te lo juro!. Crisst besó la frente y el dorso de las mano de Mónica ante la declaración de su promesa, entendió que ella era una mujer especial para él y debía salvarla aunque eso signifique perder todo lo conseguido hasta ahora. A diferencia de aquellos oscuros momentos, el Palacio Principal estaba llena de alegría y felicidad, faltaba poco para el gran día y todo el mundo ultimaba detalles para asistir a la fiesta mas importante. Fue así que los últimos días del mes se acercaban faltando mas que quince días pa
Mónica al saber Agustin había venido de visita en un principio pensó que sería para llevarla de vuelta al Palacio Oeste, puesto que se había cumplido el tiempo estipulado, pero al verlo entrar con un rostro serio no pudo evitar sentir que sus esperanzas se desvanecían así que solo espero que llegara cerca mientras ella miraba fijamente aquellos barrotes de la ventana desde el filo de la cama. No había dormido suficiente las noches anteriores porque Crisst no volvió como lo prometió y temía que algo le haya sucedido por lo que todos los días se quedó sentada al filo de la cama esperando por él, milagrosamente esos días los castigos bárbaros habían cesado, en un principio pensó que era porque pronto se iría, pero ahora no estaba del todo convencida que esa era la razón. No le daba buena espina y estaba preocupada por lo que pueda ocurrir, sabía que aquel lugar cada quien actuaba como le convenía y ante las acciones y su mala fortuna decidió callarse y no decir nada por qué temía si reb
Mónica despertó al día siguiente con pocas fuerzas, entendía que su estancia en aquel Palacio se extendería por más tiempo y no sabía cuándo volverían a tratar con ella, el miedo era una constante a la que no se había terminado de acostumbrar y al pasar el tiempo se dio cuenta de que estaba más delgada de lo que regularmente es, esa mañana empezó a pensar seriamente en como viviría a partir de ahora los hechos estaban dados su corazón estaba cansado y destrozado después de todo nadie podría aguantar tanto y fácilmente acepto su final aunque nunca pensó terminar de esa forma, solo sucedió, ahora de lo que pueda pasar más adelante era realmente aterrador, pues sabía que las palabras de los poderosos de la familia D'Ariza no eran un juego y aunque la hayan juzgado mal, en sus corazones ella debía tener una lección por sus malos actos en especial Agustín que ahora se encuentra en sus peores momentos y podría tomar acciones que sabía que no eran simples. Lo importante era saber qué tipo d
Cuando se escuchó los pasos muy lejos, Mónica lloró en silencio porque sabía lo que quería decir aquel hombre aunque sus acciones eran repudiables no era mas que un sirviente mas que cumplía lo que se le ordenaba y no tenía decisiones propias por lo que no lo culpó, solo que la persona detrás de él era alguien poderoso y muy bien conocido por ella y entendió que en esa situación no tenía salida mas que la muerte. Con este pensamiento sus fuerzas se desplomaron y se desmayó quedando su mente en blanco, lo que sucedió después nadie lo sabe todo fue muy confuso. Mónica al despertar se sintió mareada con la vista borrosa sintiendo que el lugar donde se hallaba no era el mismo, algo se sentía diferente, mientras trataba de comprender que es lo que sucedía alguien aprecio frente a ella fuera de su visibilidad. —¿Quién está ahí?, pregunto con temor. Aquella persona no respondió inmediatamente solo se limitó a observarla detenidamente como calculando algo de ella. — Estás en graves probl
Los siguientes días, Mónica intentaba recordar ¿quién era?, ¿dónde estaba su familia?, o ¿cómo había llegado allí?, pero no lo consiguió así que al no saber y viendo que nadie tomaría responsabilidad de ella solo tenía que hacerse cargo de ella misma y de su estado por lo que decidió preguntar al médico sobre su condición en una de sus visitas matutinas. — Doctor, dígame sinceramente ¿cuál es mi condición?El médico guardó silencio por un momento antes de revelar su verdadero estado.— Debo decir que usted ha mejorado bastante después de como llegó. Mónica al escuchar ello interrumpió las siguientes palabras del médico y preguntó abruptamente —¿En que condición llegue aquí?— Los ojos del médico se sorprendió al recibir esa pregunta, pero luego tomo con calma y respondió, — Usted llegó en un mal estado, fue recogida no muy lejos de aquí por el personal luego de una llamada de un ciudadano que paso por el lugar, usted estaba desangrándose en un pasaje bastante desolado con una herida
Crisst mucho más recuperado se adentró en el sector norte de la ciudad, visitó cada lugar que le quedaba por visitar siendo el ultimo el hospital Luna Azul el cual era de difícil acceso por la misma zona. — Disculpe señorita, puedo preguntar si entre sus ingresos hay una mujer de ojos rasgados y de cabello lacio, su nombre es Mónica. Al oír ese nombre, la recepcionista se sorprendió a la vez que preguntó con cautela la identidad de aquel hombre. — ¿Es usted un familiar?— Sí, la he estado buscando desde hace mucho tiempo ¿ella está aquí? — ¿Qué relación tiene con ella?— Yo… soy su primo político, mencionó Crisst sin pensarlo mucho diciendo lo primero que se le vino a la mente.— Bien, acompáñeme por favor. La recepcionista llevó a Crisst primero con el médico de turno quien le informó el estado de Mónica, luego lo llevó donde se encontraba ella. Al verla, Crisst respiro por fin con calma, fue como si el alma le hubiera vuelto al cuerpo por lo que no evitó emocionarse al verla a
— Gracias Crisst, tenía que saberlo. —Sí, me lo imagino aunque me hubiera gustado contarte una historia menos trágica. — Está bien, supongo que es el destino aun así nunca podré perdonar que mi hijo… Mónica se quedó en silencio pensando para sí misma y a la vez creyendo que Crisst aún no sabía lo de su hijo. A lo que al ver ello, Crisst le dio una mirada con una sonrisa forzada dando entender que sabía su situación. — Entiendo cómo debes de sentirte, la pérdida de un ser querido es algo que no se compara con nada. Sé lo ocurrido con tu bebé y en verdad lo siento no hay palabras de consuelo, pero te prometo que de ahora en adelante velaré por ti y no dejaré que vuelvas a sufrir un dolor parecido. Mónica lo observó y le tomó de las manos agradeciendo su sinceridad hacia ella aunque su corazón estaba plagado de pensamientos negativos no negó que ante las dificultades no todo parecía oscuro porque tenía alguien en quien podía apoyarse, un verdadero amigo. Solo en ese momento se per