***NARRA CAMILO***

Monterrey, Nuevo León

Era algo que iba a atesorar lo que me restaba de vida, mi libertad era muy valiosa como para seguir desperdiciándola de esta manera, la cárcel era lo peor que le podía pasar a cualquier individuo.

–Eso es todo señor Galván, su abogado lo espera afuera – Me informaron – Que tenga una buena vida.

–Muchas gracias, también usted.

Me encandilaba la luz del día cuando la volví a ver en todo su esplendor, saliendo de ese lugar, como si fuera una distinta a la que se veía en el patio del reclusorio, pero era una luz nueva para mí. Me reuní fuera de ahí con uno de los abogados que Nathan, amablemente contrató para mí.

Me informó que, estaba libre bajo fianza, como ya me habían informado, pero hasta que no terminara todo el juicio en cuestión de lo acontecido con Diana, yo no iba a poder salir de la ciudad y tenía que estar localizable, y tenía que venir a firmar todas las semanas, lo que acepté de inmediato. Todo era mejor, que estar ahí dentro encerra