***NARRA BORIS***

Ciudad de México

–Ya te entendí, para ver si la conseguía en el acto. – Así era.

Ese era el plan, y ya viendo la facilidad de la víctima, los demás vendrían con mucha más rapidez, si nos dormíamos podrían pensar que ya no pediríamos un peso más, el chiste era estar presente de vez en cuando, que no se olvidaran de nosotros. Una llamada por aquí, un acercamiento por allá y lo tendríamos en suspenso.

–Exactamente, la familia de la novia nada en dinero y de seguro a ella se lo pidió prestado.

Era un vividor, siempre lo veía andar con mujeres que venían de familias ricas o bastante acomodadas, Diana fue una de esas, aunque ella manejaba un bajo perfil, siempre lo supe, eso no se podía ocultar, además ella solo trabajaba como maestra suplente y su poder adquisitivo no podía ser cubierto por ese sueldo que recibía mes con mes.

–O tal vez se lo regalaron, ya sabes cómo son los ricos, parece que no les doliera el dinero. – Dijo mi mujer con rabia.

Aquí lo que importaba era