[VALLE] Diego me observa atentamente mientras hago mi maleta, su cara lo dice todo, no quiere que me vaya, pero es necesario que lo haga. El domingo por la noche Pedro me avisó que el restaurante de Nueva York está casi listo y que tengo la oportunidad de viajar para allá a darle mi visto bueno. Al principio era él quien lo haría, pero ahora las circunstancias son diferentes y puedo ir yo. Camino por el cuarto tratando de recordar si no me hace falta algo y Diego me toma de la cintura y me tira a la cama cuando voy pasando a su lado y se pone sobre mí. Con sus hermosas manos comienza acariciar mi rostro y baja con cuidado hasta mi cuello, toma el dije de perla que me regaló y le da un beso. Es evidente la tensión sexual que hay entre los dos ese es un tema que definitivamente deberíamos hablar ahora, el doctor al principio estrictamente prohibió todo tipo de relación sexual, pero la consulta pasada nos dio luz verde y ahora Diego aprovecha estos pequeños momentos para insinuarme s
[DIEGO] — Recuerda, debes dejar la lasaña en el horno sólo hasta que se caliente, cuidado al sacarla no te vayas a quemar y porfa no es toda para ti, dale a mis hermanos.— Basta de instrucciones corazón, sé que debo hacer porque me dejaste una lista en la casa, tres mensajes en whatsapp y creo que hasta Beni ya se la sabe de memoria. Estaré bien, sólo te vas tres días y si se acaba la comida siempre tendré a tu madre que su único objetivo en la vida es alimentarme.—Valle sonríe y luego me da un beso en los labios, ligero pero tierno — ¿Podrás sobrevivir sin mí? — No, pero seré fuerte y te esperaré.—Continuaremos lo del baño, te lo prometo — me murmura en el oído y yo sonrío. — Entonces no comeré mucha lasaña— le bromeo. Ella toma su maleta y después toma mi mano, vamos directamente al check – in cuando le pido que pare un poco — ¿Qué pasa?— pregunta. — Tenemos que esperar a una persona más— le digo con aire de misterio. — ¿Otra persona más? No me digas que invitaste a uno
[DIEGO]—¿Es en serio?— le pregunto de nuevo y puedo sentir las miradas de mis cuñados sobre mí. Creo que la discusión de noche de cuñados será bastante larga. — ¡Hola Diego! ¿Ya de mudanza?— Me pregunta Sam mientras ve las cajas de la ropa de Emma. Me acerco a ella y la tomo del brazo con cuidado —¿Qué haces aquí?— le murmuro. —Me enviaron a ver algunas cosas contigo antes de que vueles a Argentina. Ya sabes, tus primeros compromisos. — ¿Te enviaron? — Sí, no vine por voluntad propia esta vez— responde — ¿No me vas a presentar? Valente y Rodrigo siguen sin quitarme la vista de encima —Ellos son mis cuñados, Rodrigo y Valente. Ella es Sam. — ¡Ah! La güera de la discordia— Comenta Valente de repente. — ¿La güera?— dice Sam tratando de averiguar. Volteo a ver a Valente con cara de pocos amigos porque en verdad no está ayudando en nada —¿Podemos hablar?— le pido a Sam y ella camina hacia la habitación donde duermo con Valle. Inmediatamente la tomo del brazo y la llevo fuer
[VALLE]Al llegar a Nueva York Lando y yo nos separamos unas horas con la promesa de que nos veríamos por la tarde, ya que tuve que ir a Casa Sandoval a ver los últimos arreglos, debo confesar que estoy nerviosa por esto pero un poco más emocionada que de costumbre. Saber que después de años uno de mis sueños se volverá realidad y será justo en el mismo lugar donde empecé esta carrera. Cuando entré al restaurante supe que había tomado la decisión correcta y me acordé de lo insistente que había sido Diego para que lo hiciera, si él no me hubiera empujado no lo habría hecho. Tomo algunas fotos y se las envío por mensaje. NOMBRE¿QUÉ TE PARECE?, ¿CREES QUE DIEGO D’ANGELO QUERRÁ VENIR A COMER AQUÍ? Le escribo. Guardo el celular y recorro el lugar, la cocina está casi montada y la parte de afuera ya tiene el mobiliario. Me siento un poco mal porque no estaré en la inauguración pero no puedo dividirme en dos y estar en Argentina y en Nueva York a la vez. El celular vibra y sonrió al ver
[VALLE]NOMBREES EN SERIO DIEGO, ¿MÁS DE 10 LLAMADAS PERDIDAS Y NINGUNA RESPUESTA. Le escribo mientras camino por la calle y bajó las escaleras del metro. Sé que Diego tarda un rato en contestar pero nunca me había pasado que no lo hiciera en la noche y durante la mañana. Debo admitir que ya me estoy empezando a preocupar y que si en la próxima llamada no me contesta tendré que llamar al FBI, mi madre. Vuelvo a hacer la llamada y no consigo que me conteste, creo que debo parecer loca porque en realidad no sé cuántas llamadas ha de tener pérdidas en su móvil. Después de un peleado viaje en el vagón de metro, bajo y me acomodo la falda blanca tipo mezclilla y la blusa verde olivo que me compré ayer. Como buena alumna hice lo que Lando me pidió y saqué mi antigua ropa de la maleta para sustituirla por la nueva, tenía que hacerlo porque si no ahora regresaría con dos maletas a San Diego y creo que no tendría sentido. Salgo del metro y subo escaleras arriba, vuelvo a intentar con otro
[DIEGO] Mientras veo que Valle camina hacia la cocina y vuelve a retomar su papel de dueña de restaurante, observó el lugar y no puedo parar de sonreír. Sé que Valle y yo no la hemos pasado bien por un rato y que posiblemente en el futuro aún tendremos una que otra recaída, pero ver uno de sus sueños materializados, feliz y radiante de nuevo es el mejor desenlace que pude haber deseado para la tragedia que vivimos. Tal vez esté loco por haber tomado el avión a Nueva York para venir a verla pero creo que esta tiene toda la justificación del mundo al ver su sonrisa. Camino entre las mesas para finalmente sentarme en una lugar que se encuentra cerca de la ventana, si pudiera escoger una mesa en este restaurante sería aquí, ya que puedo ver la ciudad y observar a las personas haciendo su vida normal. Mi móvil suena de repente y veo el nombre de Valente Sandoval. — ¿Sí? — contesto. — Cuñado, iré a tu piso de regreso para recoger las cajas que no me llevé ayer y alimentar a Benito Bodoq
[DIEGO]La tomo de la mano para llevarla a la cama pero ella se queda de pie —¿Qué pasa? — pregunto. — Dame un segundo— y busca algo en su maleta y después se mete al baño. A estas alturas, en verdad no sé qué vaya a pasar. Puede que Valle se encierre en el baño y no salga porque aún no quiere que la vea en ropa interior o puede que pase algo inesperado. Veo de nuevo mi móvil porque Sam me está volviendo loco con los mensajes cuando escucho su voz. — No es roja pero te traerá recuerdos— y cuando levanto la vista veo a Valle enfrente de mí con una hermosa ropa interior blanca que al reconocer me hace sonreír —Pensé que si vamos a hacer esto de nuevo, podríamos recordar una que otra situación. Apago la luz de inmediato y Valle se ve hermosa con la leve luz que entra por la ventana y me hace recordar la primera noche que estuvimos en Ibiza, no sólo por la ropa interior que trae ahora trae sino por esos hermosos ojos verdes que me vuelven a mirar como si fuera alguien irreal. Me ac
[DIEGO] Hay cajas por todos lados del piso que empiezan a sobrepasar los espacios disponibles para caminar evitando que podamos movernos con facilidad para continuar empacando más. Afortunadamente el cuarto de Emma ya es sólo un cuarto más en la casa y podemos ir guardando todo ahí para liberar espacio. Según Valle y yo no teníamos mucho que empacar y ahora que lo estamos haciendo nos hemos sorprendido ¿cómo metes en cajas casi 6 meses de recuerdos? Y ¿Quién pensaría que era tan difícil empacar una cocina? Por suerte Valle se encarga de eso, mientras yo me peleo con Benito Bodoque no que no deja de meterse en las cajas y jugar en ellas. — Venga Beni— le digo con cariño mientras me agacho y lo vuelvo a sacar de la caja — no estarás tan feliz cuando pases 9 hrs en una transportadora ¿o sí?— el gato maúlla y yo lo acaricio. Es increíble como puedes querer tanto a un animal y llevarte tan bien con él. Lo sacó con cuidado de ella y lo pongo sobre el piso. Dos minutos después se enc