*Harper*—Tal vez no debería haberme ido sin despedirme —dije. Estaba acostada en mi cama, colgando mi cabeza del borde del colchón como si fuera una chica de secundaria hablando por teléfono con su mejor novia.—¿Estás diciendo que te arrepientes de haberte ido? —preguntó Ellen.—No, en absoluto —d
—Tal vez podrías decir todas las cosas que me dijiste. Ya sabes, ¿las cosas que dijiste que desearías poder decirle? ella preguntó.Suspiré y jugué con la cortina, frotándola entre mis dedos. Estaba tan cerca. Podría bajar corriendo y hablar con él. Me había estado torturando por ignorarlo y ahora,
*Harper*—T-tú... ¿qué? —Pregunté en un susurro de sorpresa. Sentí los ojos muy abiertos como platos. No podía dejar de mirarlo.—Harper, te amo —repitió Oliver.Parpadeé varias veces. Tragué cuando mis manos comenzaron a temblar. No sabía qué decirle. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho y mi ce
—Soy profesor de inglés —respondió Oliver despacio—. Harper es una de mis estudiantes estrella. Siento que le he enseñado mucho.—Sus conferencias siempre han sido muy inspiradoras —dije, riéndome un poco de mi broma privada. Las palabras de Oliver estaban llenas de insinuaciones y sabía de qué esta
*Oliver*Volamos a la ciudad. Harper tenía una gran sonrisa en su rostro mientras el viento azotaba su cabello. Me alegré de ver que ella estaba feliz, pero estaba un poco preocupado.Cuando llegamos a la ciudad, reduje la velocidad y seguí los límites de velocidad. Me acerqué y tomé la mano de Harp
Apreté mi mano en la parte posterior de su cabeza y empujé despacio mis caderas, empujándome más profundamente en su suave boca mientras ella seguía chupando.El placer me invadió y estaba peligrosamente cerca de perderme. Con un gemido frustrado, lo saqué de la boca de Harper.—¿Qué? —preguntó, lim
*Harper*Parpadeé para abrir los ojos cuando el sol entró por la enorme ventana del ático. Me estiré felizmente y me di la vuelta, mi cara chocó con un pecho desnudo. Oliver gruñó y me rodeó con sus brazos.—Buenos días —murmuró.—¿Cómo estás? —Pregunté, riendo y acariciando mi nariz contra la de él
Oliver me frotó los brazos y me besó la nuca. —Te sorprendería lo que podrías manejar. Creo que eres mucho más fuerte de lo que crees —elogió.Mis mejillas se calentaron. —Gracias —dije—. ¿Alguna vez te has arrepentido? —Yo pregunté.—Por supuesto que no —insistió Oliver.—Eso es lo que quiero. No