Capítulo 0036
Cocoa se puso cómoda en una de las almohadas de la cama. Ella suspiró. Miré por la ventana y luego de nuevo a Cocoa. Bajo sus pobladas cejas, tenía un ojo abierto y me miraba.

—No me juzgues —dije.

Cocoa suspiró de nuevo. Me acerqué a la almohada y le di la vuelta para que el perro no pudiera verme.
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