-Señora,Claudia,¡no se lo diga a mi mamá,¡por favor!-Los ojos húmedos por lágrimas que caían de forma copiosa sobre el rostro del pequeño Ceo cómo lo llamaba su madre.

Mathias había estado jugando con las canicas en la planta alta de la mansión,en un descuido Claudia pisó una y se resbaló,apenas pudo apoyarse de la pared para no caer.

-¡No llores,querido será nuestro secreto.

El grito histérico de Mikaela resonó en la parte alta de la mansión.

-¡Mathias!

El pequeño corrió nervioso y su madre lo obligó a bajar a recibir las lecciones de piano,el profesor aguardaba en el estudio.

-¡Voy mamá!-.Bajó tan de prisa que dejó las metras regadas en la porcelana. Claudia las recogió y al oír la voz de Mikaela se levantó.

-¿Estabas sentada en el piso?-.La recorrió de un frío vistazo Claudia tenía la mano hacia atrás.

-Perdí un pendiente,no lo veo por ningún lado-.se excusó de forma espontánea.

Mikaela achicó los ojos y meneó la cabeza,su teléfono sonó,iba hablando mientras bajaba las escaleras.