Después de escuchar a Sara, no pude evitar reírme. Me reí de mí misma.

La gente desconocía la persona con la que el destino me vinculó.

Yo era la pareja destinada de su Alfa principal.

Debido a que mi vida se había vuelto tan complicada, incluso si quisiera estar con otra persona, solo terminaría con un montón de nuevos problemas.

Pero no le dije nada de esto a Sara, en cambio seguí escuchándola.

Cuando llegamos a su casa, conocí a sus padres.

"¡Qué chica tan hermosa eres!" me dijo su madre mientras me acariciaba suavemente el cabello.

"Sí, pareces una chica muy decente. Nuestra hija está con buena gente," comentó su padre.

Escuchar sus cumplidos me hizo sonrojar. Cuando fuimos a la habitación de Sara, ella me dijo:

"A mis padres les gustas mucho. Si tuviera un hermano mayor, creo que habrían intentado pedir tu mano en matrimonio para él."

Pensando en ello, ambas nos reímos a carcajadas.

Sara era una chica rica. A pesar de ser hija de un empresario conocido, nunca se veía arrogante y s