No dejarte escapar

Mientras Dereck se apoyaba en la pequeña y elegante pared utilizada para desmantelar el edificio, notó a Nathalia entrar acompañada de dos niños. Quiso sonreír al verla, después de todo, Nathalia era su madrina, pero su enojo le impidió hacerlo.

Paola, esa mujer patética, sabía que ahora era su esposa, pero aun así había decidido trabajar en un oficio tan ridículo como el de una mujer en una construcción. ¿Intentaba empañar la reputación de su familia? ¿Qué no tenía ya en su vida? Comida, dinero, todo estaba a su disposición. Su madre le habría dado cualquier cantidad de dinero que necesitara, pero ella había elegido trabajar. Frustrado, apretó su mano contra la pared en la que se apoyaba, sintiendo cómo su enojo aumentaba.

—Tía, ¿dónde está nuestra mamá? —preguntó Clara con curiosidad.

Nathalia le susurró algo a la niña, reprendiéndola con suavidad mientras miraba alrededor para asegurarse de que nadie las escuchara.

—Tienen que referirse a mí como "mamá" y a Paola como "tía". ¿Cómo
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