Al llegar a la residencia Macias Benito se dirige a su cuarto estudio, destapa una botella de vino Rosmane conti... hace pasar a Wilfred y le cuenta un poco sobre la reunión con Juan Saavedra. después de un largo silencio el anciano pregunta: ¿has sabido algo de Winfrey? no, responde Wilfred. un extraño presentimiento invade el corazón de Benito, ¿debería preocuparme? le pregunta A Wilfred, este último vacila en responder... esta noche sabremos que ha pasado con el. dice Wilfred. -no podemos llamarle, recuerda lo peligrosa que es esta misión. Dice Benito. -no le llamare de la forma ordinaria que usted conoce, utilizaré una técnica prohibida por los Yuuwa que me permitirá saber donde se encuentra, incluso podremos comunicarnos sin pronunciar alguna palabra.... Benito quedo anonadado por lo que escuchaba, pensaba que ya había visto todo lo increíble sobre este mundo y que ha su edad ya eran poca las cosas que le sorprenderían, sin embargo esa tarde había sido sorprendid
Mientras Wilfred luchaba con todas sus fuerzas contra Cefiro, cada golpe resonaba en el aire, un eco de la desesperación y la determinación. Winfrey, aún aturdido por el dolor, apenas podía procesar lo que sucedía a su alrededor. Su hermano mayor se movía con una agilidad sorprendente, pero la preocupación por su seguridad lo distraía. Andrés, al llegar al campo de batalla, sintió la tensión en el aire. Era un aprendiz decidido, pero la visión de Wilfred enfrentándose a su mortal enemigo lo llenó de miedo. - "¡Wilfred!" gritó, intentando hacer que su maestro se concentrara. "¡Debes dejar que me lleve a Winfrey! No podemos perderlo ahora." Con un movimiento rápido, Andrés se arrodilló junto a Winfrey y comenzó a revisar sus heridas. "Debemos irnos," dijo con firmeza. "el maestro Wilfred puede manejar a Cefiro; confía en él." A pesar del dolor punzante que sentía, Winfrey sabía que su hermano estaba en una lucha desesperada. "¡No puedo dejarlo!" protestó Winfrey, intentan
El aire estaba cargado de tensión en el campo de batalla. Wilfred, con la espada empuñada y el corazón latiendo con fuerza, se encontró cara a cara con Cefiro. El oscuro líder del ejército del Sigilo de la Noche sonreía, una expresión que combinaba arrogancia y peligro. “¿Creías que podrías detenerme, Wilfred?” dijo Cefiro, su voz resonando como un eco ominoso. “Tus esfuerzos son inútiles. Este mundo caerá bajo mi dominio.” Wilfred sintió cómo el coraje se encendía dentro de él. “No dejaré que eso suceda. No solo lucho por mí, sino por todos los que han sufrido por tu ambición.” Cefiro alzó su mano y, con un gesto siniestro, convocó sombras densas que se arremolinaron a su alrededor, transformándose en criaturas oscuras que se lanzaron hacia Wilfred. Sin dudarlo, el joven guerrero desenvainó su espada y cortó a través de las sombras con precisión y determinación. Cada golpe resonaba como un eco de su propósito. Wilfred se movía ágilmente, esquivando ataques mientras sus pies
El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y púrpuras. El campo de batalla, que antes había sido un caos de gritos y acero, ahora se transformaba en un lugar de reflexión y reagrupamiento. Los guerreros aliados, tras la victoria sobre Cefiro, se reunieron para recibir las nuevas órdenes que definirían sus próximos pasos. Con un gesto firme, Wilfred tomó la delantera, mirando a sus compañeros con determinación. “Es hora de que cada grupo regrese a su hogar y se prepare para lo que viene. Debemos reunir nuestras fuerzas y compartir lo aprendido en esta batalla.” Los guerreros comenzaron a agruparse según sus respectivas familias. Winfrey, conocido no solo por su valentía sino también por su habilidad excepcional como cartógrafo, se acercó a Wilfred con un pergamino enrollado bajo el brazo. “He completado la misión,” dijo con una mezcla de orgullo y preocupación en su voz. “Logré dibujar un mapa detallado de la base del enemigo, el Sigilo de
La mansión Saavedra se alzaba majestuosa en el corazón de Porto, con sus altos muros de piedra y grandes ventanales que reflejaban la opulencia de la familia. En el interior, el ambiente era tenso; Juan Saavedra, el jefe de la familia, estaba atado a una silla en su lujosa oficina, un lugar que normalmente invitaba a la paz y la reflexión. Sin embargo, esa tarde estaba impregnada de una inquietud palpable.Enrique Mendoza, su sobrino, se había adueñado de la situación. Con una mirada oscura y decidida, había amordazado a su tío, amenazando con hacerle daño a Isabel, la hija de Juan, quien estaba cautiva del temido Sigilo de la Noche. La mansión, que solía ser un refugio seguro, ahora se convertía en una trampa mortal.“Escucha bien, tío”, susurró Enrique con voz fría y calculadora. “Si no haces lo que te digo, Isabel sufrirá las consecuencias. El Sigilo de la Noche no perdona a los traidores”.Juan luchaba contra las cuerdas que lo mantenían prisionero. Su mente corría a mil por hora;
La noche se cernía sobre la ciudad, y las sombras se alargaban mientras Cefiro atravesaba los oscuros pasillos del Sigilo de la Noche. Su corazón latía con fuerza, no solo por el esfuerzo de su viaje, sino por la ira que burbujeaba en su interior. Había fallado en su misión de eliminar a Winfrey, y esa idea lo consumía.Al llegar a la sala principal, donde los pilares de la organización lo esperaban, Cefiro sintió cómo la tensión en el aire aumentaba. Los rostros serios de sus compañeros se iluminaban con la luz tenue de las antorchas que adornaban las paredes. Ellos sabían que algo no iba bien.“Cefiro”, dijo uno de los pilares, una figura alta y enigmática envuelta en una capa oscura. “Has regresado. ¿Dónde está Winfrey?”Con un gesto brusco, Cefiro se acercó a la mesa central donde se encontraban dispuestos mapas y documentos estratégicos. “He fallado”, declaró con voz temblorosa por la rabia contenida. “Winfrey sigue vivo. No solo eso, sino que ha reforzado su seguridad. No puedo
En la residencia Macias, la atmósfera estaba cargada de tensión y determinación. La familia se había reunido en el amplio salón, donde un gran mapa adornaba la mesa central. Este mapa detallaba cada rincón de la base del Sigilo de la Noche, mostrando incluso los oscuros lugares donde mantenían cautivos a sus prisioneros. Hernán Macias y Benito el patriarca de la familia, observaban con atención cada detalle del mapa. Su mirada era firme, reflejando la responsabilidad que sentía por el bienestar de su familia y los prisioneros. A su lado estaba Teresa Macias, una mujer de fuerte carácter y gran inteligencia, que aportaba valiosas ideas sobre cómo abordar la situación. Su presencia era un pilar de apoyo para todos. Rober Macias, conocido por su astucia y habilidades como estratega militar, se encontraba al frente del grupo. Con un puntero en mano, señalaba las áreas clave del mapa y proponía tácticas para infiltrarse en la base y liberar a los cautivos. Su mente trabajaba a mil por h
esa noche Andres dubitativo pensaba:《Hacia tiempo que no sentia una conexión como en ese momento....- ¿ quien es esa mujer ? tiene una belleza Cautivadora como ninguna otra, Sus ojos grandes brillan tanto o más que el sol.Sus pestañas parecen dos elegantes enrramadas diseñadas para darle sombra a sus delicados párpados.- Sus cejas son tan perfectas que parecen dos pinceladas de un experto pintor. Su nariz griega, sus labios gruesos y boca pequeña... Sus rasgos son salidos de cuento de hadas. Su presencia desborda ternura y la tez de su piel es más suave que el terciopelo.》 Andres estaba exhorto en sus pensamientos, pasó horas meditando.... Por Fin había encontrado alguien con quien se sentía conectado y valía la pena conocer más sobre ella. Esta parte de él, había quedado relegada por los Constantes golpes de la vida, había cerrado completamente su vida al sentimiento de amar. En su mano derecha tenía una copa de vino vosnee romanée, siempre que se adentraba en la meditaci