- ¿Cómo conseguiste este traje? ¿Y la peluca? - Yo pregunté.- La ropa la conseguí una criada en la que confía tu padre, la misma que me dijo la hora exacta para entrar a la habitación. Catriel me prestó la peluca.Me reí, en medio del caos:- Típico de ese malo.- Catriel no pudo ingresar al país. Brendon cerró el espacio aéreo.- Él... Él no puede hacer eso. Es un golpe de Estado. – dijo Pauline, incrédula.- Él puede. La Corte apoyó su decisión temiendo una invasión de Catriel y el ejército de País del Mar. Así, hasta que se resuelva la situación del futuro rey bastardo, nadie entra ni nadie sale de Alpemburg.- Y... ¿Nadie pensó en mi padre? – Quiso saber Paulina.- La Corte está dividida, según la noticia. Pero si este hombre resulta ser hijo del príncipe Felipe, recibirá la corona y será decretado rey de Alpemburg. Y nadie puede cambiar esto.- ¡Que se joda Alpemburg! – Tuve el coraje de decirlo por primera vez.- Pero lograste venir, Henry. Y cómo... ¿Nadie sospechaba? ¿Y cómo
¿DÓNDE ESTÁ TU HOGAR?Catriel pareció tragarse mi boca con la suya, su lengua invadiéndola ferozmente, matando un anhelo por días que parecían más años. Respondí al beso que hizo que mis piernas temblaran, mi corazón se acelerara y mis bragas se empaparan.Sin darme cuenta de dónde estábamos, metí mi mano dentro de su camisa, acariciando su espalda caliente, a punto de entregarme a él allí mismo.sonido insistente de un pie golpeando el suelo a nuestro lado, haciéndonos soltar.Abrí los ojos y vi a mi padre, parado, con los brazos cruzados, tan cerca que podía oler su perfume:- ¡Padre! – Di un paso hacia un lado y lo abracé fuertemente, siendo recibido por sus fuertes brazos.Le di un beso en la mejilla, que reclamó secándose la mejilla:- ¡Me temo que tengo saliva de Catriel en la cara! ¡Y eso es asqueroso!- Lo siento, Estevan. Yo... no me imaginaba que estuvieras aquí. – dijo Catriel torpemente.- Me pregunto qué haces con mi hija cuando no estoy, jovencito. O especialmente cuando
Camino a la Comisaría, en el asiento trasero junto a Catriel, que tenía su mano entrelazada con la mía, mirando por la ventanilla del auto, con pensamientos lejanos, tal vez sobre la posible conclusión de la Policía, pregunté:- ¿Por qué terminaste en la Villa? ¿Dónde están tu madre, Siena y Odette?- Están en un hotel cerca de aquí. Es más seguro y cómodo para ellos, ya que tenemos un niño, una anciana y una embarazada.- ¿Y usted? ¿Por qué no fueron allí?Suspiró antes de responder, mirándome a los ojos:- Los pescadores siempre han sido grandes partidarios de mi padre. Y aún con todo lo sucedido, siguieron siendo fieles a la familia real. Cuando su líder nos ofreció refugio, pensé que sería prudente aceptar.- ¿Renunciaste a tanto consuelo porque te parecía poco elegante negarlo? - Me sorprendió.- Sí. Las personas que nos son fieles merecen toda la confianza, el sacrificio y la gratitud.Inmediatamente recordé lo que mis padres habían dicho acerca de que la decisión sobre el trono
¿HICISTE ESTO?- ¿Pero por qué es esto? – Lucca me miró.- Porque estoy seguro que la muerte de la Princesa Ariel no fue un accidente. Especialmente después de que envenenaron a tu padre. Es toda una coincidencia que dos personas de la familia real mueran en dos años. Ariel era joven, llena de vida, heredera del trono. Y nadie supo hasta ese momento que ella no saldría porque optó por quedarse con Olavo.- El caso ya ha sido cerrado. – El delegado fue categórico.- Pero queremos que se vuelva a abrir, Delegado. – Catriel se levantó.- Este caso ha sido revisado varias veces. No ha habido pruebas de que no haya sido un accidente, Alteza.- Aún así, quiero que lo vuelvan a ver... Por otros profesionales.El delegado suspiró:- Tienes derecho a exigirlo. Reabriré el caso, aunque dudo que los expertos hayan pasado por alto algo.- ¡Gracias, diputado! – Catriel le estrechó la mano – ¿Cómo hablamos con Carmela?- Ella está en una de las habitaciones de la Comisaría.- ¿Atrapado? - Yo pregun
- El salario de los sirvientes es muy alto, para que no corran el riesgo de ser sobornados.- Era una suma importante, Alteza, como ya le comenté.Luca suspiró:- Dinero, dinero... Siempre dinero.- La puta cosa ya está hecha... No hay vuelta atrás. – dijo Catriel levantándose.- Perdón. – Parecía realmente arrepentida.- ¿Qué hiciste con el dinero que ella te dio? – quiso saber Lucca.- Yo... no lo entendí. Después de decir la verdad me sentí culpable. Y terminé no aceptándolo.- Debiste haberlo pillado, Carmela. Me aseguraré de que no tengas trabajo hasta el final de tu vida. – dijo Catriel saliendo, sin mirar atrás.Lucca fue tras él. Miré a la criada y ya no me sentí tan enojado con ella, a pesar de que había puesto mi nombre en el cuento.- ¿Cree que el duque o la duquesa pudieron haber tenido algo que ver con la muerte del rey?- Yo no sé. La única certeza que tengo es que el rey no fue envenenado por la comida o bebida que se servía en el castillo. Lo que le dieron fue envenena
CULPABLE- Olavo, debes saber que todo esto no fue idea de Cat ni de Lucca. - Hablé.- Era del rey Colton, ¿verdad? – Sacudió la cabeza, con una sonrisa triste.- ¿De verdad crees que mi padre sería capaz de planear algo así contra ti, Olavo? – preguntó Catriel seriamente.Olavo suspiró antes de decir:- Sinceramente, no me importa, Catriel. Sólo quiero ver a mi hija. Y llévala conmigo. Dos años fue tiempo suficiente para que se retractaran de la decisión que tomaron. Incluso lo entiendo al mantenerme alejado del castillo, ya que, aparte de Ariel, no tenía ningún vínculo de sangre contigo. Pero... mentiste sobre mi hija. Me hicieron llorar por una muerte que nunca sucedió... - miró hacia abajo y luego encaró a sus hermanos, uno por uno - Pensé en acabar con mi propia vida porque creía que ambos me habían abandonado... Y me culpé por la muerte de cada uno, desde que estaba al volante...- No fue tu culpa, Olavo. De hecho, reabrimos el caso sobre el accidente.- ¿Como asi? – Su mirada s
- Tu madre no siente ningún tipo de sentimiento por la niña – dijo Odette – Lo hace para afectar a Olavo. Y... Si no le agrada su nieta... Siena... ¿Estaría a salvo? – miró hacia abajo, preocupada.- A pesar de todo lo que hacía mi madre, siempre intentaba justificar sus errores… – dijo Catriel – Intenté creer que era por amor a Ariel … Pero… ya no estoy segura. Ella no tuvo la más mínima consideración por la memoria de nuestro padre cuando lo culpó por todo lo sucedido – él miró a su hermano.- Pero... Era más fácil culparlo... Ya que estaba muerto. Si no fuera así… Sería condenada por el secuestro de Siena. Hizo esto para salvarnos… – Lucca comenzó a caminar de un lado a otro, tratando de convencerse de lo que decía.- Lucca, ella siempre amó a nuestro padre. Sin embargo… No tenía la más mínima consideración hacia él.- El esta muerto. – Lucca todavía estaba tratando de justificar el acto de la reina.- Ella no habló de esto contigo, Lucca - Yo me involucré - Ella tomó sola la decis
EL CONDUCTOR DEL PASADOSentí que mi corazón se aceleraba.- ¡Quizás tenga razón, alteza! Y es que hay algo detrás del accidente que provocó la muerte de la princesa Ariel Levi Mallet.- Debe investigar al duque y la duquesa Cappel, diputado. – Hablé de inmediato.Él se rió sarcásticamente:- ¿Quieres que vuelva a acusar a la gente sin pruebas? O... ¿Tendría Su Alteza pruebas?- No, no tengo pruebas. Pero lo cierto es que ellos están detrás de esto, por el trono. Siempre quisieron el lugar de Catriel.- ¿Y alguna vez te han dicho eso? ¿Puedes probarlo?- No, no lo dijeron con palabras, pero... - Bajé la voz, al darme cuenta de que realmente no tenía pruebas de lo que estaba diciendo.- Las cosas no funcionan así, alteza.- ¿Qué hará ahora, diputado? – preguntó Odette.- Llamaré a mi mejor investigador. Y profundizaremos en esta historia.- ¿Qué pasa con el envenenamiento del rey Colton? - Quería saber.- Todavía estamos trabajando en esto.- ¿Sigues teniendo acceso al castillo de País