- Estar desnudo a tu alrededor sin agarrarte es muy difícil. – Provoqué.Catriel me besó apasionadamente mientras sus manos recorrían cada curva de mi cuerpo. Pronto el camisón de satén se cayó, mientras las bragas se quitaban lentamente.Me gustó la forma en que observaba mi cuerpo, con tanto deseo, sus labios ligeramente curvados, como si fuera a decir algo pero su voz no salía.- Si nos casamos, creo que tendremos sexo todos los días. – Lo mencioné.- O no, ya que cualquier situación que te incomode me rechaza con vehemencia. - Se rio.- Simplemente no me hagas sentir incómodo o irritado. Simples así.- ¿Utilizará el sexo como moneda de cambio, alteza?- Ciertamente. – Acaricié su pecho, sin camisa, la piel tersa y suave, la sangre hirviendo, se notaba en la temperatura de su cuerpo, en su respiración entrecortada.Metí mi mano dentro de los pantalones deportivos ligeros que llevaba y encontré el trasero firme que tanto me encantaba tocar.- Nunca he visto a alguien tan loco como t
PAPÁTan pronto como Catriel y yo bajamos a desayunar, encontramos a Siena con el ama de llaves, que la llevaba de la mano. Corrió a mi encuentro y se subió a mi regazo, abrazándome afectuosamente.- ¡Buenos dias mi princesa! Hoy vamos a desayunar todos juntos. ¿Qué piensas de esto?Tomó el cuello de Catriel con su otro brazo, sonriendo mientras nos juntaba, juntando nuestros rostros.Prácticamente todos llegamos juntos al comedor. La reina Nair ya tenía una cara más feliz.La pequeña Siena tomó su lugar de la noche anterior, sin que nadie le dijera nada, pareciendo ya saber que le pertenecía.Recibió los buenos días de todos y se sirvió él mismo, sin importarle el permiso del rey para hacerlo.Me serví café y leche, deseando pronto enseñar a los cocineros a preparar un trago matutino, sabiendo cuánto ayudaban a la inmunidad y mejoraban el funcionamiento del metabolismo. Después de todo, teníamos un niño, una mujer embarazada y una anciana que necesitaban estar saludables.- Yo... pen
- ¿Crees que fui tras ella?- Dudo que no haya ido... Fui testigo con mis propios ojos de muchas cosas que no me gustarían. – Aparté el plato, intentando no ser brusco.- ¡Sucedió, carajo! No hay vuelta atrás. – Me miró, tratando de justificarse.- No digas malas palabras delante de Siena. Disculparse.Todos miraron en dirección a Catriel, curiosos por su actitud.- Su Alteza, él es el rey. – Richard no pudo quedarse callado.- Y el hecho de que sea rey no le da permiso para maldecir en la mesa. – insistí, esperando su reacción.Catriel suspiró:- Cariño, el tío se portó mal. Dije una mala palabra. ¡Pero prometo no volver a hacerlo! – Hizo una señal con sus dos dedos índices, formando una X y besándolos.Siena, a su vez, sonrió haciendo el mismo gesto. Sin duda era algo que ambos conocían, a juzgar por sus caras, de complicidad.La niña puso sus ojos oscuros en mí y sonreí, complacida de que Catriel se hubiera disculpado .- ¡Todavía no puedo entender qué quiere esta mujer! – la reina
¿AMIGOS?Finalmente, Siena había hablado. Y fue en el momento exacto que pensó que era necesario.Todos estaban inmóviles, indiferentes y parecían no creer lo que escuchaban. Me levanté y me dirigí hacia la chica, quien se levantó de su silla y me tomó de la mano, intentando guiarme hacia la puerta:- Papá no es una estrella. Él vino a buscarme. Papá ama a mamá y a Siena por siempre… – sonrió, soltando mi mano brevemente y haciendo una “A”, como lo había demostrado anteriormente.La reina se levantó bruscamente y cerró la puerta con llave desesperada:- No... Ella no puede ir con él.Sentí que mi corazón se aceleraba y miré a Catriel, quien estaba completamente confundida.- ¿Tú... te imaginas lo que pasa por aquí? – El rey miró a Ricardo.- No señor. – Dijo bajando la cabeza, como si el suelo fuera lo más importante del mundo en ese momento.- Entonces ¿por qué te pones nervioso al mencionar a Olavo?Richard respiró hondo y me miró brevemente antes de responder con torpeza:- El difu
Un breve silencio se apoderó de la habitación, todos parecían un poco nerviosos y tensos.- ¡Cuánto tiempo... Olavo! – mencionó Catriel, rompiendo el ambiente nervioso en el aire, por ambas partes.- ¡Lamento molestarle, Su Majestad! Pero lo que vine a hacer aquí es muy importante. Lamento haber sido insistente, pero si no hubiera sido así, sé que no me habrías acogido.- Después de tantas cosas por las que hemos pasado juntos... Confieso que no me siento cómoda con que me llames Su Majestad, Olavo – Catriel miró al hombre – Incluso cuando era el príncipe, siempre nos tratamos bien de manera personal. Si pudieras llamarme Catriel, como acordamos hace años... yo... te lo agradecería.Él dio una breve sonrisa:- Me acordé de “ ella”... Y la insistencia en que los llame por sus nombres.Noté a Catriel mordiéndose el labio nerviosamente, mientras Lucca se sentaba, pasando sus dedos por su cabello:- “Ahora todos somos una familia ”… – Lucca sonrió – Estas fueron sus palabras… “Y llamamos
ADIÓS, AMIGO- ¿Pero como asi? Qué estás tratando de decir exactamente? – Catriel lo miró más sorprendida de lo que esperaba.- Que la familia Cappel está conspirando contra Su Majestad. – Fue claro.El silencio se apoderó de la habitación. Miré a Olavo, quien parecía haberse quitado un peso de conciencia al decir eso. No lo conocía, sólo había oído hablar de él. Pero tal vez era más leal a la realeza que otras personas en las que Levi Mallet confiaba, como los Cappel, por ejemplo.- ¿Qué vamos a hacer con esto, Catriel? – preguntó Lucca, atónito – Después de todo, una cosa es imaginar que el duque y la duquesa estaban conspirando a espaldas de la familia real. Otra es estar seguro.- Yo… no lo sé – Catriel parecía insensible – Necesitamos pensar y no dar un solo paso sin estar seguros de lo que estamos haciendo, Lucca. Acusarlos sin pruebas sería como pegarse un tiro en el pie.- Yo... no puedo probar lo que escuché. Pero... puedo intentarlo, si quieres. – ofreció Olavo.De nuevo se
Catriel tomó mis manos y me miró:- Prometo que le diré a Olavo la verdad, Aimê. Sólo que hoy no… – se pasó los dedos por el cabello, aturdido – ¿Te das cuenta de lo difícil que han sido para mí estos últimos días?Lucca me besó en la mejilla:- ¡Me tengo que ir, cuñada! ¡Cuídate y nos vemos pronto!- Prométeme que cuidarás de mi amigo Lucca.- ¡Más que yo, Aimê! – sonrió – Amo a Odette.Dicho esto miró a su hermano:- Yo me ocuparé del delegado y de los policías. Creo que su próxima cita será la reunión de ostras.- Sí... Estuvieron intentando programarlo durante mucho tiempo. Pero ya he estudiado un poco el tema. Simplemente no he encontrado una posible solución todavía. – suspiró Catriel.- Lo encontrarás pronto... Lo sé. – Lucca parpadeó – Necesito ver si nuestra madre no hizo nada contra Odette y Siena. – bromeó.Aunque era una broma de su parte, no confiaba al 100% en la cordura de la reina Nair. Y todavía sospechaba de su trastorno bipolar. Y pensé que mi familia era complicada
LADY HADIDNada más llegar al aeropuerto privado de País del Mar, donde partían y llegaban jets privados, Catriel desembarcó conmigo del helicóptero mientras el empleado subía mis pertenencias al avión.- ¡Iré a tu coronación, pequeño monstruo! Pase lo que pase, estaré allí.- Será la mejor parte de tener la corona en mi cabeza... Darte la bienvenida a Alpemburg.Él sonrió, de manera triste:- Me he estado devanando los sesos mientras trato de pensar en una alternativa para nosotros.Suspiré:- Cálmate, Cat. Primero necesito recibir la corona, sacar a Max de la cárcel... Y luego pensamos en nosotros. Ya queda poco para la boda...- Tres meses... Tres largos meses.- Quizás para entonces hayamos encontrado una solución a nuestros problemas.- ¡Mi único problema es estar lejos de ti, Aimê!- Te amo, Catriel. – Le acaricié el rostro, pasando mis dedos suavemente por cada parte de su rostro, con el fin de decorarlo de manera que al cerrar los ojos lo viera exactamente así: hermoso y perfe