- ¿No sabes quién hizo la denuncia? - Frunció el ceño, sorprendido.- No lo sé.- Pero tu padre es el rey. Podría convencer a alguien para que lo nombrara.- Mi padre es Estevan D'Auvergne Bretonne, Donatello. Él nunca haría eso. Intenta protegerme en todo de lo que está pasando, pero porque es mi padre. Como rey, no se aprovecharía del título que lleva.- Por eso es uno de los mejores reyes de la historia de Alpemburgo: ético, responsable y concienzudo. ¿Pero no tienes curiosidad por saberlo?- I... Más o menos ya lo sé -confesé, haciendo una mueca-.- ¿Quieres que escriba algo al respecto?- ¿Sobre qué?- Que en realidad tú no tuviste la culpa de lo que pasó.- Pero fui culpable, Donatello.- Estaba borracha. No sabía lo que hacía.- Pero fui doblemente culpable, porque bebí y luego lo golpeé. He intentado absolverme de culpa innumerables veces, lo confieso, pero es inútil. Soy culpable. Y cuanto antes pague por ello, mejor.- Sabes que la gente de Alpemburg está un poco enfadada po
- ¡No te decepciones tanto! Seguro que Lucca también llamará. - Escuché la risa irónica al otro lado de la línea.- ¿Qué querés?- I... Escuché lo que pasó. Perdona.- ¿De qué estás hablando? ¿El hecho de que seré juzgado por tu denuncia?- Yo no te denuncié, Aime.- ¡Alégrese, Alteza! Seré juzgada y condenada. Y finalmente estaré libre de la culpa que cargo. Y entonces podrás apoyar la cabeza en la almohada y dormir tranquila, ya que estaré encerrada.- ¡No he sido yo! - reafirmó ella, lentamente.- Catriel, ¡no se puede negar! La Duquesa me dijo que no descansarías hasta verme pagar por lo que hice.- Eso fue antes de...- ¿Antes de qué?- De conocerte en persona.- ¿Qué cambió? Atropellé a Donatello de la misma manera, Catriel. ¿Por qué me odias tanto?- ¡Ojalá pudiera odiarte tanto como dices que te odio, Aime! ¿No fue suficiente que dijera que hacías que el tiempo pasara lo suficientemente lento como para sentir cada segundo de tu presencia?- Acabo de recibir una pedrada en la c
Me estremecía pensar cómo sería besar a Catriel. Tantas veces me encontré fijada en sus labios y hasta los abrí para recibirlos, sólo para ser rechazada. ¿Qué había hecho ese hombre para volverme tan loca por él? ¿Había una explicación para los sentimientos que implicaban pasión o incluso amor? Debería haberla, ya que quizás estaba enamorada de alguien que nunca había movido un dedo para hacerme ningún bien.¿Cuándo exactamente Catriel se apoderó de mi corazón? ¿Fue cuando vi su trasero perfecto en el patio de la mansión Cappel? ¿O fue cuando mis ojos se cruzaron con los suyos en aquel comedor del castillo del País del Mar y sentí como si fueran dos icebergs, tan gélidos y hostiles? ¿O quizás cuando me dejó caminar sola hasta el castillo mientras él se alejaba en su yegua, ignorándome por completo y sin ser lo más mínimo amable?No sabía cuándo... Pero estaba segura del momento en que me di cuenta de que lo que sentía no tenía vuelta atrás y que era mucho más fuerte de lo que había im
No sé si el príncipe heredero del País del Mar llegó a oírme decir su nombre, pero su mirada se encontró inmediatamente con la mía. Y sentí como si me hubiera tragado una bola de fuego, atravesando mi garganta y viajando hasta mi estómago, destruyéndome por completo y haciendo que mis piernas se ablandaran y mi mente se perdiera en ese azul profundo que eran sus iris.Los Mazos de Levi no vinieron a nosotros y nosotros no fuimos a ellos. Pero sin que yo entendiera cómo, nos encontramos en medio del vestíbulo del hotel, como si cada familia hubiera dado exactamente los mismos pasos para acercarse.- ¡Dios mío! Parece como si no te hubiera visto en años... ¡He echado tanto de menos tu vivacidad, Aimê! - La reina Nair abrió los brazos y la abracé cariñosamente.- ¡Querida y dulce Aimê! Es un placer volver a verte. - El rey Colton tiró de mí para abrazarme, en contra de todo protocolo.Sentí que el corazón se me salía por la boca. Y automáticamente fui saludando uno a uno, temiendo cuando
- Gracias. - Lucca fue breve.- La familia Levi Mallet y su equipo se alojarán en el cuarto piso.- Ya me gustaría ver mis aposentos. - Lucca fue tajante, mirando a la familia, dándose cuenta de que quedaban muchos, como yo.- ¿Pueden venir todos conmigo, por favor? - dijo amablemente el conserje.- ¿Nos vemos en la cena? - Lucca me miró.- ¡Por supuesto, Alteza! - le guiñé un ojo.Mientras todos seguían al conserje, cogí rápidamente la mano de Odette y le susurré al oído:- Dile a Lucca que puede ver tu habitación -bromeé-.- Que vea la habitación de Carmela. - Ella se encogió de hombros, "no está contenta".- ¿Cuánto tiempo hacía que no nos veíamos? - Oí una voz detrás de mí y me di cuenta de que era Samuel Beaumont.- ¡Sam! - Le abracé cariñosamente. - Creo que unos cuatro años.- ¿Y cómo te has puesto tan guapa?me reí:- Sabes que nací así.- No puedo entender cómo puedes parecerte a tu padre y seguir siendo guapa. Al fin y al cabo, Estevan no es nada guapo. - Hizo una mueca.- N
Me di cuenta de la furia de su mirada y todo sarcasmo se disipó por completo cuando se inclinó hacia mí.Dejó escapar un largo suspiro:- Como iba diciendo... Soy parte del séquito real...- Me refería a él. - La miré, señalando a Catriel.- Él... ¿Qué? - Ana Julia arqueó una ceja, insegura.- Llámalo Alteza e inclínate. Catriel es tu futuro rey.- No tienes... derecho a exigirme eso. - Anna Julia me desafió y luego miró a Catriel en busca de ayuda.- Sí, es cierto. Soy la futura reina del País del Mar, ya que me casaré con Lucca Levi Mallet, tal vez el futuro rey de facto, ya que nuestro heredero aquí podría tirar la corona. - Miré fijamente a Catriel.- I... Intimo con él... Lo suficiente como para... - argumentó, mirando a su amante.- Haz lo que te ordena la princesa, Ana Julia. - Catriel fue categórico.La vi tragarse su orgullo y pompa e inclinarse hacia el heredero al trono, diciendo "Alteza" casi inaudiblemente.- ¡Qué bien! Ahora que me he asegurado de que conoce su lugar, du
En cuanto llegué a los ascensores con Max, Odette nos estaba esperando e inmediatamente abrió la puerta. Entramos los tres a la vez. La puerta se cerró y rompí a llorar.Odette se acercó a mí y me cogió la mano vacía.- Tienes que tranquilizarte, amiga mía.- I... No puedo soportarlo más. Tengo ganas... De desaparecer, de alejarme de todo y no volver jamás. Siento que... Me están chupando la vida, la alegría...- ¡Eres fuerte, Aimê! Sabemos que esto no durará para siempre. Tarde o temprano tendrán que encontrar otra cosa que hacer y se olvidarán de la Princesa de Alpemburgo.- ¿La única que hace mierda? - Reí, atónita, mientras Max me secaba las lágrimas.La puerta del ascensor se abrió y los dos me condujeron hacia mi habitación.- Tus padres están en la suite principal -dijo Odette-. - Y esta es la tuya. Creo que le gustará, Alteza.Sólo vi que era grande y tenía una cama de matrimonio. Me tiré en ella, boca abajo, y cerré los ojos.- Tengo ganas de cogerlos uno a uno y estrangularl
Ya estaba en el restaurante del hotel, tomando una copa sin alcohol con mis padres en una mesa reservada, cuando vi llegar a Lucca. Llevaba un traje con una camiseta blanca debajo y zapatillas de deporte. Sonreí cuando nuestras miradas se cruzaron. Me encantaba su forma de vestir y de ser sin pretensiones.Aunque el lugar estaba casi lleno de familias reales y sus invitados, nada parecía llamar mi atención aparte de los mazos de Levi.- Buenas noches, Majestades. ¡Alteza! - Lucca se inclinó.- Hola, Lucca. - Sonreí.- Lucca, ¡es un placer volver a verte! - Mi madre le miró atentamente.Estrechó la mano de mi padre con firmeza.- Mis padres me han pedido que os invite a cenar juntos. ¿Es posible? - preguntó él.- Por supuesto. - aceptó mi padre. - Llamaré al responsable del restaurante para que nos consiga una mesa más grande.- Mientras tanto, ¿qué te parece si esperamos en el bar? - Lucca me invitó. Estupendo. - Me levanté y le seguí hasta el bar del interior del restaurante.Nos se