- ¿Y conoces ese vino que dejamos guardado durante años para poder beberlo con un sabor potenciado?
- ¿Se puede convertir en vinagre?
- Sí... Además de nunca estar borracho si sufrimos un ataque o algo así.
- ¡Está bien, Aime! Come el pastel, bebe el vino...
- ¡Y haz las maletas! – Odette se levantó, emocionada.
- Cómete al príncipe, bebe al príncipe y usa al príncipe. – Me eché a reír, saltando hacia el armario – Pauline, llama a alguien para que haga las maletas... Odette, reservanos un vuelo inmediatamente. Y un helicóptero que nos recoja aquí en el castillo. No podemos soportar el tráfico o llegaremos tarde.
- Son las diez de la noche. El tráfico está tranquilo a esta hora. – recordó Paulina.
- No quiero correr el riesgo.
- Mientras Odette reserva el vuelo, mando a alguien a hacer las maletas y ¿qué haces? – quiso saber Pauline, irónicamente.
- Voy a elegir el vestido más bonito que mamá me haya diseñado para ir a la coronación de mi prometido. Por cierto: Odette, no avises a Lucc