Llegué al pequeño piso de Isa con una jarra de chocolate caliente que Vivianne me hizo el favor de pedir en el café Du lait de la boquera y menos de cuatro años de peso en mí. Toqué el timbre dos veces pero no hubo respuesta, hasta que se me ocurrió tocar con la jarra la pequeña reja que había y unos segundo después Isa abrió la puerta con una sonrisa.
―Lo siento, el timbre no sirve.― Me dice apenada. Abrió la puerta y la vi con una playera blanca y pantalones de mezclilla y el pelo amarrado hacia arriba. Ahora un olor a lavanda me llena de energía. ―Pasa, pasa...― me invita y entro para ver el pequeño lugar lleno de cajas.
―¿Te mudarás?
―Sí, este se ha vuelto mi cocina, no mi hogar, así que he conseguido un cuarto en el edificio de atrás, lo compartiré con dos chicas.― Comenta.
Llego a mi oficina y el olor al desayuno de Isa llega a mi «¿Será pan? » Pienso de inmediato mientras me instalo en mi escritorio. De pronto veo sobre el teclado el periódico del día de hoy.―¡Vivianne! ― Le llamo y ella entra de inmediato― ¿Qué es esto?―Vaya a la página principal de sociales.― Comenta con un hilo de voz.Tomo el periódico y veo que dice en la primera plana "El Empresario del corazón roto, parece que ha vuelto a amar",acompañado de fotos de Isabel y yo en París.―¿Qué significa esto?― Pregunto un poco molesto.―No sé señor, nos llegó a la empresa hoy por la mañana, parece ser que alguien los vio en su viaje de fin de semana.―Nadie sabía que me iría a Paris... ¿cómo lo supieron?―Señor, no es que sea una pe
― ¿Qué es lo que soy en tu vida Quentin Valois? ― Me preguntó Isabel mientras me ve a los ojos y trataba de averiguar en ellos lo que él estaba pesando.― No lo hago por presionar.― Continuó.― Lo hago porque nuestros mundos son muy diferentes Quentin. Tú tomas un avión y mañana estás escuchado Ópera en el MET, pero yo, sólo soy una mujer que se gana la vida cocinando y se divierte yendo al mercado de la boquera. Hoy, te confieso, fue muy impactante recibir llamadas de personas preguntándome cosas que no tenía ni idea de qué contestar y fue... abrumador, por eso necesito saber en qué tipo de suelo estoy parada para ver donde me muevo.― Explicó.Me encanta el carácter de Isabel, no sólo es bonita y atractiva, si no que éste es fuerte y único. Le gusta saber qué pasa a su alrededor, cómo moverse y a qué se est&aacut
Después de pasar una tarde de compras con Isabel, he regresado a mi piso con más ropa de la que planeaba, más accesorios, zapatos y otras cosas que ya que no sólo escogió para el viaje a las montañas que tendremos en poco tiempo, sino para el día a día ropa, "casual" y estilo "sensual" como ella me lo dijo.Entro a mi piso y las luces se prenden inmediatamente con el sensor, entro inmediatamente a mi habitación para vaciar las bolsas y ver toda la ropa que ahora traigo, colores entre rojo, café tierra, negro, azul marino, pantalones de mezclilla que debo confesar hace años no usaba, suéteres con todo tipo de cuellos y botones, zapatos cómodos, abrigos y uno que otro gorro de tela para el frío es lo que ahora tengo aquí. Los veo un momento y tomo una y me la mido sobre el cuerpo, finalmente, si me compré esa camisa de lana tipo "lumbersex" no porque me haya gus
Maleta lista, pendientes hechos, instrucciones dadas. He dejado todo preparado para por primera vez en cuatro años hacer un viaje en fiestas decembrinas. En mi maleta sólo llevo ropa comprada exclusivamente para esta ocasión, olvidándome de los trajes y la formalidad para darle una oportunidad a este nuevo estilo casual -sensual que Isabel a escogido para mi.Salgo de mi habitación con la maleta a cuestas y el chofer en seguida me la pide para irla bajando al auto mientras me acomodo el abrigo de invierno con piel sintética a la altura del cuello. Me reviso frente al espejo y debo admitir que Isa tiene razón, me veo de mi edad. Me siento bien, me veo bien, los cambios que voy a haciendo me están devolviendo al Quentin de antes, ese hombre caballeroso, seductor y simpático que siempre había sido. Me acomodo el cabello con las manos y luego volteo a ver a Nora que me está esperando.―Que tengas
Isabel toca la puerta de madera de la cabaña, se arregla el cabello nerviosa y momentos después un pequeño de cabello rizado medio largo abre la puerta y nos sonríe.―¡Isa! ― Grita y ella inmediatamente se suelta de mi mano y hacia él para cargarlo y hacerle cosquillas en el estómago.―¡Pero qué grande estás! ― Le dice emocionada― ¡Y qué pesado!―Son las galletas.― Contesta feliz.―¿Entonces haz comido muchas? Para ya no hacerte más.―No, sí hazme.― Contesta el niño emocionado.Isa voltea a mi con el niño en brazos y me presenta.― Thomas, él es Quentin. Salúdalo.Ella lo baja al suelo y el niño camina hacia mí y estira la mano.― Hola, soy Thomas Osher.― Comenta propio.―Hola Thomas, soy Quentin.―Que nombre tan cool ¿crees que pueda llamarme Quentin cuando crezca? ― Me pre
Volver a la cabaña que mis padres me heredaron tiempo atrás es un sentimiento tan raro que no sé como explicarlo. Recorrer sus pasillos, entrar a las habitaciones, ver el paisaje nevado desde el balcón de la recámara principal y sentarme en la gran sala con la enorme chimenea, es una experiencia que pensé jamás experimentaría de nuevo, ahora lo hago con Isabel que al entrar recorrió todo el lugar con una sonrisa, dándole de nuevo vida y un significado diferente.Me encuentro en la recámara principal colgando la ropa en el armario cuando escucho que alguien toca la puerta.―¿Puedo pasar? ― Escucho la voz de Isabel.―Pasa, adelante.Isabel escogió la recámara del fondo, la que tiene la enorme bañera y ese increíble ventanal que deja ver parte del jardín, pudo haber escogido la que está justo al lado de la mía, pero supongo que
No puedo concentrarme mientras todos estamos sentados en la mesa del comedor disfrutando de la deliciosa comida que la madre de Isa a cocinado para nosotros. En mi mente solo puedo repetir la frase "Todo, siento todo" que me emociona y me hace pensar millones de cosas, lindas, tiernas, candentes, incluso tan sexies que agradezco que el padre de Isa, una señor tan alto como yo esté sentado a mi lado.Ella habla alegremente con su hermano y sobrino, mientras carga a su pequeña sobrina que yace dormida sobre su regazo. Observo a la bebé y sonrío. Siempre deseé una hija pero Nadine ya no pudo dármela, así que me quedé con las ganas de ser el típico padre que consiente a su hija con regalos y ropa.―¿Todo bien Quentin? ― Escucho que me dice la madre de Isabel.―Sí, todo perfecto.― Contesto.―Estamos felices de que estés aquí.―Igualmente, me gusta mucho est
Todo mi cuerpo suda mientras trato de respirar sentado a la orilla de mi cama, mientras trato de reponerme para poder seguir durmiendo, pero no puedo, el ataque ha llegado muy lejos y no lo he podido controlar.Como si tuviera asma me pongo de pie para caminar por la habitación, mi cuerpo quiere que salga corriendo, el rush de adrenalina me pega y aunque por dentro todo es un caos sé que por fuera no se ve dicha revolución.―Respira, respira, respira.― Me consuelo mientras me pongo la mano sobre el pecho mientras siento mi corazón latir.―¿Quentin? ― Escucho la voz de Isabel al otro lado de la puerta.Sé que no estoy haciendo tanto ruido, pero supongo que mi respiración y mis movimientos la han despertado. Voy hacia la puerta y la abro. Ella entra de inmediato, con una bata de franela azul con cuadritos rojos y el cabello trenzado. Sin que yo le diga nada ella toma mi mano.―Veme a los ojos.― Me pide