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Capítulo 2: Conversaciones que traen confianza.

Capítulo 2: Conversaciones que traen confianza.

[Paulette Baudelaire]

—Tú…¿¡Tú qué haces aquí!?. —  Pregunto con una cara como para tomarle una foto y hacer un sticker de WhattsApp con ella.

—Jajaja, me encanta tus expresiones… (Se acerca a mi oído y susurra)…Ahora te informo que somos vecinos. —  Me muerde la parte superior de mi oreja.

—Eh… (Siento como las mejillas me arden)… No tienes derech… (Me interrumpe, poniendo su dedo índice en la comisura de mis labios)…

—Shh, claro que tengo el derecho. —  Me guiña el ojo.

—Oye, ¿además como un hombre, va a vivir con nosotras?, ¿Tú no tienes una fraternidad expresamente para hombres?. — Pregunto alejándome de él ya que me di cuenta que es peligroso.

—Ajem… Mira en mi fraternidad todas las habitaciones están ocupadas y me acabo de inscribir, así que me dieron esta habitación. —  Señala el número 04 que tiene puesta la puerta.

—Agh. —  Gruño, con toda la intensión del mundo le golpe el hombro con el mío al pasar.

Busco a Alma bajando las escaleras, me tropiezo y casi caigo, sigo caminando y finalmente me la consigo en la cocina.

—Hola, Alma hace rato me ofreciste un tour, ¿Es posible sí me lo dieras ahora?. — Pregunto achicando un ojo.

— Por supuesto, es más te estaba esperando. —  Nuevamente me toma del brazo, nos dirigimos hacia la salida.

***

—Ya te mostré toda la academia principal, los salones de clases extras y las canchas de deportes por separado. — Dice algo exhausta.

—Perdona sí fui molesta. — Me disculpo ante verla en ese estado.

—No, tranquila, el error fue mío, antes no te había dicho que yo era tu guía. —  Me sonríe cariñosamente.

—¿Te puedo preguntar algo?. — Me acerco cautelosamente, sin saber bien si quiero una respuesta.

—Si por supuesto. —  Me lleva hasta una banca.

—Bueno ahora dime, soy toda oídos. — Me sorprende la atención que me presta ella.

—Bueno, ¿Por qué un chico  vive en una fraternidad de chicas?. — No sé si la he embarrado.

—Bueno… Sé que está al lado de tu habitación pero nada más tiene allí tres días. —  Por el tono de voz le incomoda hablar de él, así que decido no seguir con el tema.

—Bien y… ¿Cuándo comienzan las clases?. — Pregunto muy animada.

—Comienzan el martes, es decir, mañana. —  Sé que se está aguantando la risa.

—¿Qué mañana?. — Digo con voz inquieta.

—Jajaja, en serio, comienza mañana. — Finalmente me habla con voz seria.

—Entonces, ¿Qué hacemos aquí?, ¡Vámonos!. — Ahora yo la tomo por el brazo.

—Eres muy responsable, ¿He?. — Con un tono sarcástico me sigue sin titubear.

—Bueno acá, es la clase de relaciones humanas. —  Me muestra Alba, que viene siendo la trilliza número dos. — O como la llamamos nosotros “La clase divertida”. — Me guiña el ojo entrando.

Todas las personas se percatan de mí presencia y la de Alba, antes de que tuviera tiempo de decir algo,  Alba toma la iniciativa.

—Chicos, ella es Paulette Baudelaire y va estudiar con nosotros. — Me sonríe para que yo diga algo.

—Como, ya bien lo dijo Alba soy Paulette y tengo 18 años un placer en estudiar con ustedes. — Después de decir eso me siento en el último cubículo junto Alba.

Poniendo mi mochila atrás de mí, al voltearme veo que el chico pelirrojo entra con un look, bastante relajado, aquí me he dado cuenta de que los chicos usan ropa muy cómoda, pero algo formal, más menos así como pantalón de vestir con camisa manga larga, algunos con saco sin corbata y otros con saco y corbatas. Observó que él tiene la camisa desabotonada dos botones, la corbata muy sin amarrar y carga su saco como costal de papas.

«¿Qué coincidencia?».

Justo se sienta a mi izquierda. No puedo más que volver los ojos. Hundo mis nudillos con mi mejilla e intento hablar con Alba.

Siento un papel junto a mi codo, en efecto, lo abro y dice:

“Buenos días, veo que me inspeccionaste con la mirada a profundidad, sí te intereso tanto puedes preguntarme cualquier cosa”

                                                                             Z.A.

Quedo con el ceño fruncido, pero escribo en la misma hoja:

“Buenos días, felicidades que se haya dado cuenta de que lo estaba observando, si tengo una pregunta para usted. ¿Qué significa Z.A?

                                                                              P.B.

Le hago entrega del papel en su mesa y volteo para que no mire el sonrojo de mis mejillas. Entrega de nuevo la hoja:

“Perdona mi mala educación, por no presentarme en varias ocasiones, Z.A. Significa  Zion Agreste, aunque usted también ha sido maleducada desde que me vio por primera vez, por lo menos dígame su nombre”

                                                                              Z.A.

Escribo sintiendo su punzante mirada en mi rostro.

“Lo sé, P. B. Es Paulette Baudelaire, y tengo otra pregunta para usted.”

                                                                              P.B.

Escribe con apresuro y esta vez lo veo a los ojos, estos me transmiten misterio y lujuria, lo que me hacen tragar saliva.

“Paulette, es un hermoso nombre, solo usted tiene el derecho de hacer las preguntas que quiera”

                                                                              Z.A.

Al leer la última oración, mi cuerpo me abandonó y como siempre me sonroje a más no poder, con la mano temblorosa empecé a escribir:

“Darle ese privilegio a una mujer es un paso muy precipitado, pero igual lo usaré. ¿Por qué siempre me lo encuentro todo el tiempo?”

                                                                              P.B.

Al dársela la lee con rapidez pero cuando estoy a punto de recibir la respuesta entra el profesor al auditorio.

—Buenas, estudiantes hoy haremos una dinámica para conocer a los nuevos ingresos, esta se trata de hacer parejas y uno de los dos se vendará los ojos y el otro se le hará entrega de un mapa recogiendo determinados objetos y al final del recorrido vendrán hasta acá y esta tendrá un valor del 10% de su calificación final. —  Expresa con una gran sonrisa.

—Ahora con la lista formaré las parejas. —  Lo dice poniéndose unos lentes de lectura.

—10 minutos después—

—Zion Agreste y… Paulette Baudelaire. — Nos busca con los ojos.

Al decir mi nombre se detiene mi corazón pero en ese instante Zion me toma de la mano y las alza para que el profesor sepa que está confirmado.

—Paulette, ahora tú y yo seremos pareja. —  Me sonríe maliciosamente.

—Tranquila, no haré nada que no quieras. — Me guiña el ojo.

—Ven voltéate. —  Me pone delicadamente el antifaz y la verdad es que no puedo ver nada solo escuchar.

—Bueno ya les entregue los mapas a todas la parejas tiene que conseguir una pluma azul, una firma del director y una foto junto a la estatua de bronce. ¡Comencemos!. —  Anuncia animadamente el profesor

—Pau, te tomaré de la mano. — Me advierte Zion.

—¿Quién dijo que eras mi amigo?. —  Pregunto confundida.

—¿Qué quieres decir con eso?. —  Pregunta con un tono muy sutil.

—Por Pau, así solo me llaman mis amigos. —  Le riño, cruzándome de brazos.

Se ríe un poco y puedo decir que es una risa masculina pero verdaderamente hermosa.

—No te preocupes Pau, pronto seremos amigos. —  No sé como pero siento que sonríe lujuriosamente.

—Solo guíame. — Le ordeno.

—Ok. —

Me carga entre sus brazos, y comienza a caminar rápido.

—¿What do you doing?. — (Qué estás haciendo) Pregunto sin darme cuenta en que idioma lo digo.

—Eh… nothing. — (Eh…nada) Me responde  en inglés.

—Espera, ¿hacia dónde vamos?. —  Pregunto vacilando.

—Como dice aquí en el mapa debemos de ir al salón de música. — Sigue caminando hacia nuestro destino.

—Bien, ¿te puedo preguntar algo?. — Pregunto tranquilamente entre sus brazos.

—Ya te dije Pau, solo tú tienes el privilegio de hacerme preguntas que van hacer contestadas. — Ya suena un poco agitado.

—¿Por qué me encuentro contigo todo el tiempo?. —  Siento su sudor corriendo por mis brazos ya que me he agarrado de su cuello.

—Tal vez…solo sea el destino…hemos llegado. — Me baja con cariño lo que me resulta extraño, me toma la mano.

—¡Ya la encontré!. — Siento su alegría.

—¿Qué la pluma?. —  Pregunto sin saber a qué se refiere.

—Sí. — Me toma de nuevo por la mano y comenzamos a caminar.

Me remuevo un poco el antifaz y puedo apreciar que su mano es…muy…muy grande, es decir, no es una deformidad solo que es más alto y se entiende que sus manos son más grandes y con eso.

—Su paquete es más grande. —  Digo sin siquiera importarme la presencia de Zion, al dame cuenta tapo mi boca con mi mano derecha.

—¿Qué dijiste Pau? —  Pregunta Zion.

Aguantándome las ganas de que me comiera la tierra trato de abrir la boca pero no articulo palabra alguna.

—Pau, qué dijiste todo lo que sale de ti me importa. — Me aprieta un poco más la mano sin lastimarme.

—Bueno, ¿sí quieres comer conmigo al… almuerzo?. — Pregunto casi tartamudeando por lo nerviosa que me he puesto.

«¿Qué hiciste Pau?, ahora tengo que aguantármelo más tiempo».

—Oh, claro me encantaría. —  Siento que su emoción no cabe en él ya que la calidez en su mano aumento.

—Ven sigamos. —  Me anima para continuar caminando.

***

—Bueno ya hemos conseguido la foto junto a la estatua y la pluma falta la firma de director…Por deducción creo que está en su oficina. —  Me explica Zion con lentitud, porque estuvimos de aquí para acá, de allá para acá, ya que no sabíamos dónde quedaba la estatua.

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