Capítulo 509
Como el sonido de algo rompiéndose.

Gabriela abrió la puerta y gritó, "¿Alberto?"

Nadie respondió.

Gabriela estaba a punto de dirigirse a la casa cuando Rodrigo tiró de ella hacia atrás, "No entres."

Se adelantó, "Entraré a ver qué pasa, tú espérame aquí."

La situación en la casa era incierta y temía algún peligro.

Gabriela asintió.

Rodrigo entró.

Encontró a Alberto detrás del sofá.

El sonido de hacía un momento era el sonido de una botella de vino sobre la mesa que se caía y se hacía añicos.

La casa apestaba a alcohol.

Tantas botellas vacías en el suelo.

No sabía cuánto Alberto había bebido.

Todo el cuerpo olía como si lo hubieran sacado de un tanque de alcohol.

Rodrigo frunció el ceño.

"¿Es Alberto?" Gabriela entró.

Respondió Rodrigo, "Sí."

No sabían cuánto tiempo llevaba Alberto en la casa, cuyas cortinas estaban cerradas y tenuemente iluminada, con un rayo de luz que brillaba a través de la puerta.

Alberto se sintió un poco incómodo por la luminosidad y levantó la mano para protege
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