"Quédate cerca de mí y te lo diré."

Gabriela dudó y dio un paso adelante para colocarse frente a él.

Rodrigo alargó la mano, la cerró con firmeza y la estrechó con fuerza entre sus brazos.

Gabriela apretó las manos contra el pecho de él, ruborizándose su cara, y susurró, "Tú, ¿qué haces?"

"Te diré de qué me río."

Se inclinó ligeramente, con los labios pegados a su oreja, y le dijo en un tono muy pequeño y ambiguo, "¿Se te transmito mi inteligencia en la cama, ¿verdad?"

Las mejillas de Gabriela se sonrojaron.

Este hombre...

¡Basta!

"Tú, ¿no te da vergüenza?" Gabriela le miró tímidamente.

Rodrigo rió suavemente, "¿Qué es la vergüenza? Si conociera tan bien la vergüenza, ¿podemos tener bebé?"

Gabriela, "..."

¿Quién dijo que era un hombre frío?

¿Dónde estaba su nobleza?

Por el momento, era como un hooligan.

"Volvemos al tema, es mejor encontrar un especialista rápidamente." Gabriela temía de verdad que fuera a decir algo impúdico.

De hecho Rodrigo lo hizo a propósito, la única forma que te