Capítulo 290
La enfermera, que había venido a entregar la medicación, sujetó la bandeja de empuje con una mano y giró la manilla de la puerta con la otra, empujando para abrir la puerta de la sala.

Al oír el ruido, Gabriela, tímida y avergonzada, enterró la cabeza en los brazos de Rodrigo.

La enfermera no pensaba que...

Ahora estaba en la puerta, sin saber si entrar o salir.

Rodrigo se volvió, con ojos fríos, "Fuera."

Entonces la enfermera se dio cuenta de lo que pasaba y sabía que era imprudente al no llamar a la puerta, se asustó y cerró la puerta enseguida.

Se quedó en la puerta, aterrorizada.

La mirada de Rodrigo era tan fría que parecía helarle la sangre a ella.

En la habitación, Gabriela le empujó tímidamente, no lo bastante fuerte porque creyó que estaba herido, "Te ha visto, ¿no? Qué humillante."

"Estamos casados." Rodrigo se levantó para arreglarle el cuello, que tenía una arruga.

Gabriela miró al gentil hombre que tenía encima y una sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios.

Salieron
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