Miró fijamente la espalda de Verónica, las comisuras de sus labios se levantaron ligeramente, ahora que estaba casi segura de lo que Verónica quería.

El personal del centro seguía comprobando la hora y ella estaba esperando en la sala de descanso.

Alguien se le acercó y le dijo, "¿Eres profesora de danza?"

Gabriela negó con la cabeza, "No."

"¿Así que eres juez?" Preguntó el hombre.

Era un juez, normalmente los hombres que bailaban eran delgados y esbeltos, el hombre tenía un aspecto limpio, su pelo estaba peinado meticulosamente, tal atuendo le parecía bien, ¡probablemente porque parecía soleado!

Gabriela estaba a punto de contestar cuando vio acercarse a Verónica, que inmediatamente fingió ser tímida y asustada y susurró, "Soy juez, pero estoy aquí en lugar de otra persona."

"Vale, quiero decir cómo no te había visto antes, he visto a los jueces de todos los concursos de baile y conozco a bastantes de ellos, es sólo que tu no eres tan familiar."

Gabriela agachó la cabeza, "También es